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miércoles, julio 23, 2025
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Placer ciego

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jugueteseroticosTras la hora de cenar mi marido me mando a la ducha. Date una buena ducha caliente y espérame.

Así lo hice. Al poco llego y lentamente saco una cuchilla de afeitar. Era para mi. Con mucho cuidado me fue rasurando cada centímetro de mi sexo hasta dejarlo suave y a su gusto. Me dejo ropa para ponerme. Un pequeño tanga negro. Y un sujetador.

Me pinte los labios de negro al igual que las uñas. Me pinte los ojos. Y espere. Espere mi siguiente orden. Tenia un nerviosismo en mi interior que crecía por momentos. No dejaba de pensar en que vendría ahora. Azotes? Velas? Me atara? Me masturbara sin dejarme acabar hasta que no pueda mas?

Entonces, mientras estaba absorta en mis dudas oí su voz llamándome. Me esperaba sentado en la cama. Me puso unas esposas dejando mis manos fijas al cabecero de la cama.
Y me puso una venda.

Entonces empezó a rozarme una mano por mis pechos. Estaban duros y excitados. Un hormigueo recorría mi cuerpo. Estaba asustada y excitada. El no saber que pasaba me calentaba sobremanera.

Entonces sentí que salia de la habitación y volvía al poco. Una lengua rozaba mi sexo.
Y que era eso que rozaba mis labios? No entendía bien lo que pasaba. Pero una polla grande y dura entraba en mi boca.

Me puse a chuparla y no era la suya. Esa polla dura y caliente me asfixiaba follando mi garganta. Mientras la lengua de mi amo me recorría el coño. Dios que placer. Sentía que me iba a correr pero el no me lo permitía. Paraba una y otra vez sin dejarme acabar.

Me soltaron del cabezal. Ahora tenia dos buenas y duras pollas en mis manos. Las chupe con ganas. Sabia cual era la suya. Ese delicioso sabor…

Me encanta su sabor. Mi amo me agarro del pelo mientras se la chupaba y la otra polla se alejaba de mi. Entonces lo note. Me la esta metiendo. Me esta follando delante de mi marido. No sabia que hacer.

El no paraba de obligarme a comérsela. Mientras me follaba otro hombre. Me agarro de los pechos mientras me la clavaba cada vez mas fuerte. Pero la mano de mi amo me sujeto del cuello y me hizo levantarme en la cama. El otro se estaba tumbando y me obligaba a montarle. Así lo hice. Empece a follarle. Lo mas fuerte que pude. Sentía su mirada en mi mientras lo hacia.

Entonces me empujo sobre el. Y sentí su polla gorda y dura entrando en mi culo. Me sentí llena. Llena de el. Llena de los dos. Que placer y que sentimiento de estar siendo usada. Me follaron hasta que me corrí sin poder evitar gritar al hacerlo.

Me estiro sobre la cama y me cubrieron con su caliente corrida. Sentía los chorros en mis tetas y mi vientre. Y después otros en mi cara y boca. Si. Esa era la suya. Solo su leche tenia acceso a mi boca. Entonces escuche que le decía que se vistiese al otro hombre. Y eso hizo. Vestirse y marcharse.

Me permitió quitarme la venda de los ojos en ese momento. Me cogió de la mano y me llevo al baño. Me preparo una ducha caliente y el me limpio el cuerpo por completo con mucho cuidado. Como si limpiase su mas preciada posesión.

SEVILLA LIBERAL SW

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A las afueras de Sevilla , donde reina la tranquilidad y la discreción, hay un espacio liberal que brilla con luz propia.

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Lo que debes saber sobre las Vacaciones en Resorts Swingers

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swinger resortEn diferentes webs vacacionales hablan de diferentes destinos turísticos para nudistas, desde playas y centros turísticos, a los festivales más pervertidos del mundo, viajes de esquí y vacaciones eróticas, pero existe poca información acerca de los destinos para intercambio de parejas liberales, vacaciones para swingers. Muchos suponen que existen, pero no existe demasiada información sobre ellos.

Vamos dar información y responder algunas preguntas sobre este tipo de vacaciones para adultos.

Entonces, ¿son solo centros turísticos «solo para adultos» con todo incluido?

Más o menos, en el sentido de que «solo adultos» significa que no hay niños. Pero no quiere decir que las personas suelan tener sexo en público en las instalaciones.

¿Entonces son resorts nudistas?

No técnicamente. Aunque muchas escapadas swinger son ropa opcional, no son específicamente centros de desnudos. Lo que significa que tendrá que acudir vestido a las comidas entre otras actividades del club.

¿Qué es un swinger exactamente?

Los swingers generalmente son parejas que desean tener «relaciones» con las parejas de otras personas. Hay diferentes categorías dentro de lo que llaman «el estilo de swinger», como el exhibicionismo, el voyeurismo, los intercambios suaves o completos, las orgías.

Solo soy un tipo que quiere tener sexo. ¿Puedo ir?

La mayoría de los resorts swinger son solo para parejas liberales, aunque hay resorts que sí permiten solteros. Estos son ideales para el tipo de parejas que acuden donde a la mujer le gusta … jugar mientras su esposo mira.

Pero obviamente la gente lo está haciendo en todas partes?

No. Incluso los resorts con nombres como «Desire Riviera Maya» tienen una apariencia de etiqueta, el sexo en la playa o en público sigue siendo un no, aunque muchos resorts tienen «áreas de juego» al aire libre, como jacuzzis en la azotea rodeados de camas.

¿Qué hay de las fiestas? Hay fiesta, ¿verdad?

Oh sí, no te preocupes, hay decenas de fiestas. La mayoría de los resorts tienen entretenimiento en vivo, fiestas temáticas nocturnas (Eyes Wide Shut, Cincuenta Sombras…). Y discotecas, así como bares que se sirven toda la noche.

¿El sexo con extraños es la única actividad que se ofrece en estos centros turísticos? ¿Qué hace la gente todo el día, aparte de la otra?

Al igual que todos los resorts, los clubes swinger también tienen actividades que no son de índole sexual, como tours, snorkel…. La principal diferencia es que los centros swinger tienen zonas delimitadas para practicar sexo, como jacuzzis y salas de juegos. A la mayoría de las personas les gusta pasar el rato en la piscina o en la playa por las mañanas, hacer algún tipo de actividad atlética o cultural en la tarde, luego dirigirse a las áreas de juego para un jugueteo rápido antes de la cena y más sexo.

¿Tendré sexo, como, todo el tiempo?

Eso depende de ti, las otras parejas, el estado de ánimo … entiendes la idea? Por supuesto, el sexo espontáneo e informal es estadísticamente aproximadamente mil millones de veces más probable que ocurra aquí que en tu bar de favorito en casa, pero no hay garantía en el check-in, si eso es lo que estás esperando.

¿Son estos centros agradables, o son de inferior calidad?

Obviamente, eso depende del complejo específico, pero la mayoría de ellos son como cualquier otro resort con todo incluido en el que se van de vacaciones.

¿Puedo organizar una fiesta de sexo en mi habitación?

Por supuesto, ni te lo pienses.

¿Tengo que hacer un cambio directo con otra pareja o podemos mezclar y combinar?

Todo vale.

Entonces, ¿hay reglas?

Claro que las hay. No se permiten cámaras, ni teléfonos, ni sexo en cualquier sitio. Puede ser visto por alguien que no pertenezca al complejo. Eso es todo.

¿Qué hay de la higiene?

Efectos de lavandería y toallas se proporcionan en abundancia. Mucha ABUNDANCIA.

Finalmente, ¿qué les digo a mis amigos y familiares? No puedo decir que estoy de vacaciones en un lugar llamado Desire.

Quién sabe, cuéntales que has estado pescando o buceando. Sin embargo, cuando se trata de «el estilo de vida swinger», la principal regla es la discreción. Por este motivo, muchos de estos lugares ofrecen un número de teléfono especial y discreto para que amigos y familiares puedan llamar y así poder ocultar dónde estás en realidad.

Si te han convencido los consejos, puedes echar un vistazo a los Resorts y Cruceros que recomendamos desde Swinger Spain:

Mi Doctor

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Young smiling couple looking at each other while lying in bed

¿Qué se desea después de un largo día de trabajo?. Tranquilidad, silencio, cariño, un abrazo de espanto, no era precisamente lo que me esperaba, sino una noche de guardia.
Ya en el centro de salud, me disponía a trabajar, cuando me lo presentaron, me quede sorprendida, no era un chico mono, pero me puse nerviosa, cuando me agarro de la cintura de una forma atrevida y me dio dos besos.

Por la noche nos quedamos solos, era el momento de provocarle un poquito, no deseaba liarme con él, solo que se quedara rendido a mis pies, sentí cosquilleo. De repente le mire directamente a los ojos y como una loba, le dije…¿No dices nada? ¿Hay algo que no te guste de mi?…con voz balbuceante me dijo, que va eres preciosa, sonreí y dirigi mi mirada, directamente a su paquete, y note que se estaba poniendo bien duro, a pesar de tener esos pantalones tan anchos, del uniforme de medico ..¡Se notaba!.

Le dije «Tu soldadito esta muy quietecito ¿Me dejas mirarlo? y sin dejarle reaccionar, me acerque a él y le desabroche el pantalón y empecé a tocárselo, «Me encanta lo que estás haciendo» me dijo, a medida que iba masturbándole, su troco se ponía mas tieso si cabe, y empezó a besar mi cuello y mis pechos con ansia, lamia mis pezones mordiéndolos con cuidado, seguí masturbándole, hasta que se corrió abundantemente.

Me puse en pie, y él me puso una venda en los ojos y me llevo de la mano al sofá, me quito la ropa y me dejo totalmente desnuda (imaginaros si alguien se hubiese levantado y viese el espectáculo), pero eso me excitaba más, que yo estuviese con el médico solterito, que todas decían estaba mal aprovechado.

Estaba excitadísima, aunque con miedo le ofrecí mi coño húmedo y caliente, para saciar su sed, el como buen perrito lamedor, lo empezó a chupar de una forma increíble, uffff no quería que parase, mi clítoris, parecía un botón para lanzar misiles, estaba rojo e hinchadísimo, los dos estábamos ya muy excitados, por lo que me puso a cuatro patas, para darme unas buenas embestidas y bombearme bien con su polla, que no paraba de entrar y salir de mi coño, la sensación era mágica y no tardamos en corrernos al mismo instante.

Tuvimos más guardias en las que coincidimos y siempre con un componente, desenfrenado y muy divertido, la amistad es algo que hay que cuidar y conservar.

Sintiéndolo grueso y duro…

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e acercaban los exámenes finales, las matemáticas siempre fueron mi coco, tenía dificultades para el aprendizaje y me inscribí a un curso de regularización que impartía un maestro ya maduro era calvo de la coronilla, y el cabello que conservaba lo tenía blanco y un poco largo. De buenas a primeras parecía estampita de Miguel Hidalgo, pero lucía elegante. Como si al padre de la patria lo hubieran pasado por una consultoría de imagen con Hugo Boss.

No era muy alto, aunque tenía porte. Tenía esos pequeños detalles que hacen a un hombre culto; un estilo formal y muy bien cuidado, además olía muy rico. Siempre camisas muy bonitas y unos trajes, siempre impecables.

Se trataba de un curso en fin de semana y de matemáticas, como era de esperar no asistimos muchos alumnos sumamos cuatro, ese día mi hermano pasaría por mí, pero como tenía una fiesta demoro un poco más y quede a solas con mi maestro pues su esposa estaría fuera de la ciudad en casa de unos familiares.

Me invito a pasar a su sala y sentarme en el sofá, ahí encendió la televisión mientras esperábamos. Desde peques mi cuerpo denotaba curvas femeninas y unas nalgas bien formadas. Me miró con cierto morbo de pies a cabeza, como si cada parte de mi anatomía fuera una charola de un bufet y él buscara por dónde empezar. Incluso me miró a los ojos, como tratando de encontrar algo a través de ellos. Le sonreí y se dio cuenta de que me estaba poniendo un poco nerviosa no encontraba donde detener mi mirada y ni que hacer con mis manos. Entonces me sonrió y comenzó a contarme un poco de él. Estaba por quedar jubilado y tenía planes de viajar. Quiso saber un poco más de mí y nos pusimos a conversar animadamente. Sin darnos cuenta, nos habíamos puesto más cómodos.

Estábamos en aquel sofá conversando como si fuéramos amigos de siempre.
En la plática surgió el tema de sus hijos y me invito a mirar sus fotografías— ven, te mostrare el álbum— Entonces se dirigió a su recamara. Se le notaba la experiencia y ya tenía un plan, solo fueron unas cuantas fotos cuando se levantó y se despojó de su camisa—hoy sí que hace calor…. ¿tú no tienes calor? —-un poco conteste— sonrió, pero si estas sudando—sonreí, cierto hace calor y mire su pecho peludo y luego su cara, se acercó diciendo —quítate esto te vas ahogar de calor y me quito el suéter, la playera era algo delgada y acaricio mis brazos y tomo mi mano y la poso en su pecho— mira siente mis bellitos son abundantes, sentí sus tetillas musculosas y su pezón que al contacto con mi mano se puso algo tenso — tienes unas manos fantásticas suaves casi susurrando lo menciono.

No podía creer que lo estaba sucediendo, me gustaba sentir su cuerpo y lo noto— ¿te gusta cómo se siente? dijo de pronto con un tono seductor. Su mano tomó la delantera y se plantó en mi cintura para bajar suavemente hasta llegar a mis nalgas —-tienes una silueta pronunciada muy femenina ¿te lo han dicho? Mientras su mano dio un apretón en mis popas. Empezó a acerarse más y susurrando a mi oído me dijo…se siente rico ¿verdad? … -¿Me vas a decir que tú no sientes lo mismo?, estamos solos y nadie se va a enterar, su respiración estaba en aumento, estaba congelada ante la situación, no sabía qué hacer, por un lado quería retirarme pero por otro me estaba gustando lo que sentía.

Su lengua humedeció mis oídos y un escalofrió de esos ricos erizo mi piel. Se sacó los zapatos y se acomodó en la cama y levanto mi playera humedeciendo mi ombligo, empezó a desabrocharme el cinto de mi pantalón, me descorría la cremallera, sus dedos eran deliciosamente expertos y amañados para hacer eso. Yo estaba temblando cuando sentí caer a mis tobillos mi pantalón, mi respiración estaba cambiando a velocidad, mientras se ponía de pie me despojo de mi playera y nuevamente humedeció mis oídos. Me quede sin moverme un milímetro

Entonces tomo mi mano y uno de mis dedos lo llevo a su boca y lo succiono mientras su otra mano se adueñaba nuevamente de mis nalgas despojándome de mi trusa — ¿te molesta? —no conteste sin poder controlar una temblorosa que se adueñaba en mi quijada —-Entonces tomo mi mano y la guio hasta su miembro, estaba caliente y al contacto con mi mano se puso dura ahí utilizo mi inocente mano para magullarlo y se crecía más, mientras su lengua revoloteaba en mis oídos ye en mi cuello, cerré mis ojos y me deje llevar.

Mi mano fue guiada en la cremallera hasta liberar aquel animal grueso y caliente que palpitaba como si tuviese vida propia, era la primara ves miraba una polla ajena de ese tamaño, lo miraba grande en comparación a la mía. Entonces me susurro al oído y haciendo que mis jóvenes dedos la abrazaran por completo —En este momento es completamente tuya, te enseñare que debes hacer con ella—–mi mirada nunca se apartó de esa enorme carne que sentía entre mis manos palpitar y dirigiendo sin soltarme se masturbaba con mi mano, sentía como en cada bajada y subida se ponía más duro.

Vas hacer mi nena y sentirás así como lo que tocas y envuelven tus dedos gloriosos, será ahora envuelta por tu boca deliciosa—me susurro al oído —y guiaba mi mano para que masajeara suave sus huevos peludos y tibios. Y me indico con un apretón de hombros sentarme en su cama, mire justo frente a mi esa gorda carne erecta palpitante, se movía, tomo mi mano, me indico masajear nuevamente y luego con la otra tomo mi barbilla y me acercaba más y más —no la sueltes susurro ¡chúpala!— me le quede mirando y me reúse, la refregó en mi cara, la sentí en mis mejillas caliente, me sujeto de la barbilla nuevamente y la acomodo con su mano en mis labios, sentí la humedad de su glande— vamos chúpala me suplicaba —- si no te gusta no lo vuelves hacer— chúpala, chúpala, vamos chupa y su glande se hundía en mi boca rellenándola toda.

Ahora era mi boca la que masajeaba esa deliciosa polla gruesa y lo escuchaba gemir de placer — santo cielo que rico le mamas — sus manos en mis mejillas y su cadera moviéndose, cogiéndome por la boca una y otra vez, sacaba y metía. Le perdí miedo y mi lengua saboreaba como si fuera un delicioso helado de chocolate.

En poco tiempo me separo de ella, tomándome del brazo me levanto y se sentó en la cama al mismo tiempo me giro diciendo—-Ésta es mi parte favorita, espero que te guste ya que yo lo disfrutaré al máximo… tomo con sus manos mis nalgas y las separo, sentí su lengua como revoloteaba en mi ano, fue de las mejores cosas que jamás había experimentado, succionaba y a al mismo tiempo su lengua la introducía abriendo mi colita.

Cerré mis ojos y no pude evitar un gemido de placer, eso lo puso bien caliente, se levantó y me empujo a la cama empinándome, con una mano tomo mi cadera y con la otra guio su carne dura y caliente hasta mi anito, que mojadito por su saliva facilito todo, sentí su glande calientito como poco a poco vencía su resistencia abriéndolo, adueñándose de él, entro suavecito, glorioso y triunfador, nada lo doblaba, se movía adentro. Mis pliegues anales lo abrasaban por competo como si fuesen la funda perfecta de su verga. Mi boca se abrió de dolor y gozo, sus manos como tenazas en mis caderas para que no escapara y lo hundió todo una y otra vez, el vaivén de sus caderas me llevaron a los confines de la delicia.

Ahí palpito acompañado de un grito de placer y relleno todo de su leche abundante, parte escurría por mis muslos, ahí lo dejo hasta que se dobló por completo y después se tumbó a la cama rendido sin fuerzas — me dijo estas bien sabrosa mamita — va ser nuestro secreto no le digas a nadie ¿estamos?— si le conteste. Después de fin de año, él se fue de la ciudad, jamás volví a saber de él.

Que rico recordar estos episodios de mi vida…. Hasta el próximo relato…

Feliz Año Nuevo

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Era una noche fresca y despejada de fin de año en una ciudad del sur del continente. Sara vacacionaba allí con su mejor amigo, Diego. En verdad eran muy buenos amigos, nunca había pasado de allí, pero en esos días de playa y turismo sin complicaciones, Sara había llegado a sentir una sorpresiva atracción por él. Sin embargo, no había pasado nada; Sara no estaba segura de ser correspondida en esos sentimientos tan inesperados y no se atrevía a dar ningún paso.

Esa noche vieja, decidieron recibir el año como lo hacía la mayoría de los locales: en la plaza central de la ciudad, llena de gente con botellas de vino en mano, haciendo el conteo final para confundir abrazos de conocidos y desconocidos. Llegaron al lugar cerca de las 10 de la noche. Una plaza pequeña que empezaba a llenarse de gente de lo más variopinta: familias enteras que preparaban una especie de picnic en el césped, parejas de enamorados, grupúsculos de jóvenes con modas y tendencias indescifrables, hombres mayores solos, con sus mascotas o sus amantes y hasta indigentes que deambulaban recogiendo botellas vacías para reciclar.

El lugar era hermoso, lleno de luces que se enredaban en los troncos de los árboles, pero que sin embargo no iluminaban del todo la explanada que cada vez se llenaba de más y más gente. Era una especie de “Time Square” sin nieve, sin frío paralizador y sin ropas pesadas… un verdadero paraíso, pero a Sara la intimidaba por no conocer a nadie a su rededor. A ratos cruzaba algunas miradas con los más cercanos vecinos y no todas eran tranquilizadoras; pensaba intrigada en cómo sería la vida de cada una de esas personas, sobre todo aquellas que estaban solas en el momento más emblemático del año. Por suerte, ella estaba con Diego y eso la hacía sentir protegida.

Pronto se acabaron las dos botellas de vino espumante que habían llevado para recibir las doce, y apenas eran las once y veinte de la noche, así que Diego decidió separarse de su amiga para encontrar algún lugar cercano donde comprar un par de botellas más. Sara no quería quedarse sola, pero Diego la tranquilizó: “no me tardaré nada, no te preocupes”, le dijo, rodeándola con sus brazos por la cintura y dándole un beso en la boca que a Sara dejó sin aliento, no sólo por la sorpresa, sino por la suavidad y la tibieza infinita de esos labios nuevos que tanto había querido probar.

Diego se alejó y Sara se quedó en el medio de la plaza abarrotada de gente con una sonrisa tonta en los labios… Se distrajo mirando algunos fuegos artificiales que ya comenzaban a surcar el negrísimo cielo austral cuando, unos minutos más tarde, sintió que una mano la tomaba por la cintura desde atrás y la otra le levantaba el livianísimo vestido de algodón que llevaba… Esas manos la aproximaron repentinamente a un cuerpo masculino, grande y rudo y Sara pudo sentir en sus caderas el bulto inmenso y erecto que aún entre el pantalón parecía querer hurgar entre las nalgas lisas y hermosas de la chica. Sara pensó que el vino espumante y el anonimato que significaba estar allí entre una masa desconocida de gente, había finalmente desinhibido a Diego para dar el paso definitivo, y simplemente se dejó llevar, para demostrarle que los sentimientos eran correspondidos.

Aquellas manos varoniles y toscas escudriñaron por debajo de la panty y comenzaron a juguetear con cada pliegue, hendidura o prominencia que encontrara en el camino, mientras que Sara le facilitaba los accesos, abriendo las piernas y empujando con sus nalgas para frotar aquella inmensidad que, repentinamente, sintió carne con carne, tibia, roma, húmeda y turgente.

Faltaban sólo cinco minutos para las 12 de la medianoche… y Sara no podía imaginar mejor manera de recibir el año que con ese chorro de sensaciones que la acaloraban y la hacías sudar y sonreír al mismo tiempo… La muchedumbre se apretaba cada vez más entre sí, haciéndolos a ellos casi invisibles y facilitando una penetración de por sí generosa y sin reservas… Las manos masculinas ahora apretaban senos y nalgas, acariciaban cuello y cabellos y se introducían en la boca de Sara que succionaba y mordisqueaba rítmicamente con cada balanceo de sus caderas hundidas en un falo por demás complaciente.

Como si lo hubieran planeado, el orgasmo comenzó a aproximarse con la cuenta regresiva del diez al uno que anunciaba el clímax de la noche, y las doce campanadas del reloj de la catedral acompañaron a doce espasmos que derramaron doce gotas de esperma dentro de la dulce y febril cavidad. Inmediatamente el gozo paró, el hombre se retiró y ella, sorteando empujones y abrazos gozosos de la gente, logró darse la vuelta a tiempo para mirar la espalda de un hombre ancho y ralo que desaparecía entre la multitud.

Sara miró hacia todas las direcciones buscando desesperadamente a Diego, hasta que lo vio aproximarse rápidamente y con cara de preocupación, desde el otro extremo de la plaza. Con una botella de espumante en cada mano, llegó hasta su amiga, la abrazó, la besó nuevamente con la misma dulzura de minutos atrás y le dijo: «Discúlpame por haberte dejado sola justo en este momento; la tienda era un caos de gente y no pude llegar a tiempo… Feliz Año, amiga…«.

Brillos en la piel

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Aún tenía el pelo mojado cuando sonó la puerta. Mi corazón empezó a bombear al mismo ritmo que mi entrepierna. Instintivamente toqué mi pelo, como si intentara colocarlo. Los nervios empezaron a ser más evidentes. ¡Dios! ¿por qué inicié esto? No sabía muy bien qué tenía que hacer, se suponía que yo le había entrado aquella mañana con la seguridad que da la experiencia pero en aquel momento me sentía inexperta, casi asustada.

Como pude me recompuse. Tragué saliva. Respiré profundo y abrí la puerta. ¡Oh dios! Ahí estaba Jorge. Con su barba de tres días, con su boca apetecible, con aquellos ojos grandes observándome a la par que sus dientes superiores mordían su labio inferior de una manera tan sexy que bloqueaban mis palabras.

Sonreí. Con esa sonrisa de niña buena.
«¿Dónde te has dejado la lascivia, Lola?» pensé.
Con un gesto de mi mano le invité a pasar a mi habitación.
Sin dejar de mirarme a los ojos pasó, cerró la puerta tras de sí, me agarró por la cintura y comenzó a besarme despacio, rozando sus labios con los míos, sacando tímidamente su lengua para buscar la mía, y se separó con un pequeño mordisco en mi labio inferior. Sonreí. Sonrió.

– Buenas noches, Lola. Tenía ganas de ti.

Y volvió a acercarme a su cuerpo para besarme con más ímpetu. Yo me puse de puntillas. No quería perderme ni un solo recoveco de su boca. Y nuestras lenguas empezaron a bailar juntas mientras una de mis manos agarraba su pelo y la otra su barbilla. Sus manos recorrían mi trasero empujándolo contra su polla que comenzaba a crecer discretamente bajo su pantalón.

La respiración empezó a ser más acelerada. Los nervios se disiparon. Me tumbó en la cama y comenzó a desabrocharme los pantalones. Me los quitó lentamente, sin dejar de mirarme. Sentir sus ojos clavados en los míos hacía que mi excitación fuera en aumento. Lo deseaba cada vez más. Imágenes del baño del bar pasaban como flashes por mi cabeza en tanto que mi lengua recorría tranquila mis labios, recogiendo cada gota de deseo que de ellos se desprendía. Jorge lo notó. Soltó mis vaqueros en el suelo y sin prisa volvió a centrarse en mi boca. Se tumbó sobre mí.

-Yo también quiero de tus labios. – dijo casi susurrando.

Y su lengua inició un paseo por ellos, delineando cada milímetro suavemente, sin prisas. Y poco a poco fue bajando por el borde mi barbilla, hacia mi cuello. Di un respingo. Sus labios rozaban mi piel y eso hacía que una corriente de placer me invadiera todo el cuerpo y terminara como pequeñas descargas en mi clítoris. Su nariz se hundía en mi camiseta a la vez que sus manos masajeaban mis pequeñas tetas. Bajaba lentamente. Mis piernas se abrían por inercia.

Y se me erizó la piel cuando su aliento llegó a mi vientre. Sus manos ya estaban jugando con la tela de mis bragas.En un instante y sin saber cómo yo estaba completamente desnuda, tumbada en la cama, a su merced. Se incorporó relamiéndose los labios y empezó a desabrochar su cinturón…Me incorporé. Quería ser partícipe de aquel espectáculo. Sabía que su polla estaba dura cuando sin querer tocó mi pierna.
Le bajé los pantalones sin desviar mi mirada de aquel bulto que se marcaba en sus slips apretados. Él terminó de quitárselos. Lo liberé de aquella estrechez y lo cogí con mi mano.
Tenía una polla bonita, de esas que tienen el glande en forma de corazón, y estaba tan dura que se le notaban las venas por todo su tronco. Me di cuenta de que no pude apreciarla bien en el baño de aquel bar.

Sin pensarlo la chupé, sin vergüenza, sin ansia. Y clavé mi mirada en sus ojos. Estaban llenos del mismo deseo que a mí me poseía. Comencé a lamer su pene. Lento. Saboreándolo. Sintiendo cómo se endurecía aún más. Lo metí en mi boca, demasiado profundo porque una arcada se hizo presente. Y entonces Jorge empezó a moverse con su polla en mi boca mientras me sujetaba la cabeza. Alcé la mirada y lo vi con los ojos cerrados y la boca entre abierta, repleto de placer mientras me follaba la boca.
Paró.

-No quiero correrme aún.

Y se quitó la camiseta. Me puse de pie y fui en busca de su boca. Nuestras salivas se mezclaban salvajemente, en un beso casi furioso. Se tumbó en la cama boca arriba y me dijo que me pusiera de rodillas sobre su boca, una pierna a cada lado de su cabeza. Y sin pensarlo dos veces así hice.

Su lengua experta empezó a recorrer mi raja. Lento. De arriba a abajo, con la punta dura. Se paraba de vez en cuando en mi clítoris y lo rodeaba,lo chupaba, lo absorbía… y yo me volvía loca. Empecé a moverme como acto reflejo, adelante y atrás, apretando mi coño contra su boca. Sintiendo la aspereza de su barba en mi entrepierna. Y mientras yo misma me estrujaba las tetas llegué a un orgasmo tan rápido como intenso. Comencé a gemir ahogadamente cuando mi vagina empezó a bombear.

Jadeante bajé a su boca. Estaba llena de mis jugos. Salada. Deseosa de más…. Y volvimos a besarnos como si el mundo se acabara aquella noche. Lentamente me fui acomodando, una pierna a cada lado de su vientre. Busqué en el cajón de mi mesilla un condón y me topé con el lubricante de mi vibrador. Sonreí.

-¿Te gusta jugar? – .le pregunté sujetando el tubo en la mano.

Asintió dibujando una sonrisa lujuriosa en su cara.

– Me encanta.

Lo abrí y lo eché en su mano. Él lo untó en la otra. Le ofrecí mis tetas y con ambas manos empezó a estrujarlas mientras yo me frotaba con su pene erecto. Mi espalda se curvó como consecuencia del placer ofreciéndole aún más mis pechos y haciendo que mi boca se entreabriera y mi culo fuera más respingón. Me incliné sobre él y volvía besarlo, mordisqueando sus labios, enredando nuestras lenguas.

Sentir el gel sobre mi piel me puso a mil. Jorge bajó sus manos hasta mis caderas, llenándome de lubricante en el descenso hasta ellas. Cogí más y unté mis manos, volví a manchar mis tetas con pequeños movimientos circulares. Y repetí lo mismo en su torso. Los dos estábamos cubiertos de aquel líquido transparente. Le puse el condón y guié su polla hasta la entrada de mi vagina. Empujé despacio, me hundí en él y sentí cómo me llenaba poco a poco. Apoyé mis manos resbaladizas en su pecho y empecé a moverme lentamente. Arriba y abajo. Subiendo y bajando. Notando su polla dura clavarse en mí. Cabalgando a ritmo suave, sin prisas. Sus manos me sujetaban firmes por las caderas y me ayudaban a subir y bajar sin esfuerzo. De repente me sujetó arriba y empezó a moverse rápidamente, metiendo y sacando su miembro deprisa, follándome sin descanso. Y volvió al ritmo inicial suave y pausado. Volví a tomar las riendas, a ser yo quien le follaba a él hasta que volvió a repetir lo mismo de antes. Sentí que me rompía de placer.

Mi mano derecha se encaminó hasta mi clítoris y empecé a masturbarme al ritmo que mi cuerpo subía y bajaba para clavarme en él. Aceleramos en ritmo. Sus dedos buscaron mi boca que los esperaba entreabierta. Y los chupé despacio. Recreándome en cada succión. Lamiendo las yemas sin dejar de mover la mano que tenía en mi coño.

-Lola… voy a correrme.
-Hazlo. Córrete dentro de mí – atiné a decir.

Y estalló. Lo delató un grito ahogado mientras sus ojos se cerraron y su nariz se arrugó.
Yo seguía frotando mi clítoris mientras cabalgaba en su polla y al sentir sus latidos en las paredes de mi vagina el placer me invadió a mí. Me corrí. Llegué al orgasmo de una manera brutal. Convulsionando de placer. Gimiendo sin escrúpulos. Sintiendo cómo las descargas de placer llegaban hasta el sitio más recóndito de mi ser. Y me desplomé sobre él.

Todavía jadeantes pude sentir nuestra piel pringosa por el lubricante. Pensé en Susana y su regalo. Despacio se salió de mí, sujetando el condón en su polla que empezaba a deshincharse. Me tumbé a su lado, boca arriba. Y suspiré. Había sido buen polvo…

-Bienvenido a mi habitación, Jorge.
-Habitación 194 – dijo él.

Sonreímos.

Busqué su mirada, aún tenía deseo. Y entonces supe que la noche no había acabado aún.
Me acomodé a su lado y me dejé acariciar. Sus dedos se enredaban en mi pelo y su respiración rozaba mi piel.

Mi entrepierna volvió a latir.

El «caso swinger» (1)

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swingerNo podía ser tan fácil, no, pero por intentarlo…Nerea introdujo los mismos datos de acceso de la cuenta de hotmail, pero:

“Los datos de conexión no son correctos, prueba otra vez”.

Nerea introdujo de nuevo el mismo nombre de usuario “sweetdarling”, pero esta vez pulsó “¿Has olvidado tu contraseña?” , abrió de nuevo el correo de hotmail y ¡Bingo! ¡Ya estaba dentro! Aún no lo sabía, pero estaba a punto de sumergirse en un mundo totalmente nuevo que la llevaría más allá de sus fantasías.

Sweetdarling se describía a sí misma como una chica liberal, atractiva, morbosa, bisex, con ganas de pasarlo bien sin malos rollos y con las ideas claras. Buscaba parejas heterosexuales, parejas (ella bisexual), parejas bisexuales, mujeres bisexuales y hombres heterosexuales para sexo en grupo, tríos, sólo ellas, mirar y ser vistos, sexo oral, prácticas BDSM y compartir fetiches.

Las fotos de Sweetdarling no dejaban mucho a la imaginación. En algunas fotos posaba en sexys posturas vestida únicamente con corsés, medias, ligueros y tacones de vértigo, en otras tan solo llevaba las medias y los tacones dejando ver su sexo rasurado y sus firmes pechos. La chica era una belleza y rezumaba erotismo y sensualidad por todos sus poros, Nerea se sintió acalorada al pensar en la suave caricia de aquellos pechos. Paseó la lengua por sus labios humedeciéndolos e imaginando el dulce néctar de la chica derritiéndose en su boca. Un estremecimiento recorrió su cuerpo, su corazón se desbocó, su sexo comenzó a palpitar con vida propia, húmedo, caliente, hambriento…. Un momento… ella nunca se había sentido atraída por otra mujer… sin embargo… el erotismo explícito de las fotos, la belleza de la chica y la libertad con la que se exponía la habían excitado como nunca… Se desabrochó el pantalón y sus manos recorrieron sus húmedas braguitas. Un gemido de placer se escapó de sus labios al sentir su coño caliente. Frotó su clítoris en círculos, mientras se introducía los dedos de la otra mano hasta llegar al punto G. Imaginó sus dedos en aquel dulce coñito de la foto y un torrente de placer recorrió su cuerpo explotando en convulsiones y gemidos mientras un líquido caliente corría por sus piernas.

Estaba todavía jadeante, con la mirada perdida en el techo, cuando un sonido la sacó de su ensimismamiento, «pop» una ventana de chat acababa de abrirse en la esquina inferior derecha de la pantalla del ordenador: «Hola bombón». Nerea se asustó, se quedó bloqueada unos segundos y al siguiente cerró de golpe la pantalla del portátil, con el corazón saliéndosele del pecho. Se repuso como pudo, se recolocó rápidamente los pechos en el sujetador, se metió el suéter dentro del pantalón, recogió sus cosas apresuradamente, y abandonó la oficina tan rápido como pudo. Fue al sentarse en su coche para arrancar cuando sintió su sexo descarada y exageradamente húmedo.

A la mañana siguiente Nerea apareció ojerosa y cansada en la oficina. Había pasado la noche en continuo duerme-vela, revolviéndose entre las sábanas, despertando y volviendo a soñar siempre con lo mismo, viéndose en medio de multitud de cuerpos, de multitud de manos que la acariciaban, bocas que la besaban y lamían, totalmente a su merced. Se había despertado cansada, extenuada, empapada de sudor y de lujuria.

Al llegar a la oficina, agotada antes de empezar el día, ya le habían servido el almuerzo otra vez, un plátano y dos mandarinas colocadas convenientemente encima de su mesa.

– Que aproveche!
– Iros a la mierda!
– Vamos, encima que te preparamos un almuerzo sano, lleno de vitaminas, sólo falta la leche, pero si quieres la pongo yo…
– La leche de tu madre, cabrón

Vaaaale, jajaja, buenos días inspectora.

Nerea pasó un buen rato haciendo papeleos pendientes hasta la hora del almuerzo, a la que se vaciaba la oficina. En cuanto se vio sola, entró de nuevo en la web de swingers. Esta vez con más calma, se dispuso a navegar por la web en busca de algo que le dijera algo más sobre Ana Mínguez, la profesional liberal que resultó ser liberal también fuera de su profesión. Introdujo los datos de acceso y accedió de nuevo a la web como “sweetdarling”

«Última actividad de tus amigos», cientos de mensajes cortos llenaban la pantalla,

«a fulanito le gusta la foto de menganito»

«menganito ahora es amigo de zutanito»

– Esto es como un facebook, pensó

Pero con una salvedad: las fotos de los perfiles eran en mayoría primerísimos primeros planos de órganos sexuales, tanto masculinos como femeninos.

– Vaya, parece que muchos ponen fotos de su cerebro! Pensó para ella.

Siguió navegando por la web. «Últimas fotos»…fotos, fotos y más fotos, parejas posando, juntos y por separado, chicos ostentando el mástil, mujeres posando, parejas haciendo el amor, mujeres haciendo el amor entre sí, tríos, cuartetos y orgías multitudinarias en toda regla. Nerea no podía creer que todo aquello fuera verdad. De un día para otro, todas sus ideas sobre la moral social convencional se le vinieron abajo. Al parecer una multitud de personas llevaba una doble y secreta vida. Y no todos eran súper modelos precisamente, había de todo, michelines, barriguitas cerveceras, gente normal y cuerpos «danone». Todos exhibiéndose en un escaparate virtual esperando ser elegidos para un posible contacto sexual. El abanico de edades abarcaba desde los veinte hasta los 60 y tantos.

– Dios! Hasta mis padres podrían estar aquí- pensó.

«mensajes 3″…click.

Había 3 mensajes sin leer y la lista de los ya leídos y sus respuestas era interminable. Se disponía a abrir uno cuando de pronto se abrió de nuevo la ventana de chat en la esquina inferior derecha:

-«hola bombón»

A pesar del golpe, y con solo una foto en el perfil a los cinco minutos de abrirlo ya tenía 7 solicitudes de amistad y 4 mensajes.

-Joder! La gente se pasa el día aquí o qué?!! pensó.

Revisó los perfiles de los que la habían contactado pero sadico69 no estaba entre ellos ni disponible en el chat. Marcó “me gusta el perfil” para acelerar el encuentro con el presunto sospechoso. Ahora solo tenía que esperar…

La curiosidad la hizo revisar los perfiles de los que la habían contactado, y le llamó la atención el de una pareja muy atractiva y sensual “los2qremos”. En su mensaje le proponían tomar un café y “lo que surja si hay feeling “. Ese “feeling” estaba revoloteando por su estómago y se instaló en su sexo, húmedo al instante. Sin pensarlo un momento, contestó “me encantaría, cuando quedamos?”.

-Pero qué coño estoy haciendo!! Estoy aquí para investigar! … o no?

Al momento recibió otro mensaje de los2qremos: “mañana a las 11 en la cafetería del hotel W”. “Alli estaré” respondió.

Apareció en la cita con unas botas altas de tacón, un minivestido ceñido y la lencería fina que se había comprado para la foto del perfil; nerviosísima y muy excitada. El café fue rápido, las miradas de complicidad entre ellos y de deseo hacia ella la convencieron. En el ascensor, la rubia se acercó sensualmente y la besó. El marido alargó su mano bajo la falda de Nerea rozando con la yema de los dedos la suave tela de sus braguitas.

¿Era esto lo que ella quería? ¿por qué estaba en ese ascensor junto a esa pareja desconocida? Esto formaba parte del caso, o había empezado a cruzar ciertas líneas imaginarias hacia un mundo completamente desconocido y por descubrir… notaba como aquel hombre introducía sus dedos en húmeda cavidad, y me gusta, joder…

-«Ding», no era nuestra planta…

 

Paladium Swingers

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El masaje

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erotic-massageLa verdad es que estaba claro que algo morboso debía pasar. Hacía dos semanas que nos habíamos conocido en persona, él vino hasta la playa y el simple hecho de la charla amigable de ese día y el conocernos sin ropa nos hizo saber a los tres, que la amistad había empezado.

Este día en concreto por fin se dieron las circunstancias para poder quedar y que le diera el masaje que él le había prometido en la playa. Llegamos sobre las doce a su casa y la verdad que el ambiente que había preparado era de lo mas excitante. La estancia estaba casi sin luz, con velas aromáticas, una música muy relajante y un mini tatami en el centro de la estancia esperando para lo que vendría después.

Primero tocaron los saludos pertinentes y la primera sorpresa para ella, aunque yo ya sabía de que se trataba, también me sentí excitado. Él tenia preparada una carta de masajes para que ella eligiera el que le hiciera sentir mas cómoda. Ella la releyó atentamente varias veces y después de una mirada de reojo de las más morbosas que le había visto se decidió por un masaje intermedio, al que él había llamado «sensual».

Ella dijo una frase sentenciadora, que ha mi me volvió loco: «he venido dispuesta a dejarme llevar, así que vosotros diréis». Yo le pregunte a él si era mejor que se quitara el vestido para darle el masaje, a lo que asintió, y ofreciéndome a ella para quitárselo, directamente se dio la vuelta para que tuviera a mano la cremallera. Él no quitaba ojo a como le quitaba el vestido y creo que se llevó la primera alegría del día, descubrir que ella iba sin nada debajo del vestido, simplemente al levantárselo ya le pudo ver el coñito recién depilado que llevaba, y lo bonitas que tenía ese día las aureolas. A mi la excitación me podía por momentos, tenerla desnuda, con sus taconazos negros y dirigiéndose hacia donde le tenían que dar el masaje era una imagen que no he podido borrar de mi mente.

Ella se tumbó boca abajo, yo me senté justo al lado de su cabeza, quería verla bien y que me sintiera cerca. Antes de que él se pusiera el aceite de masaje en las manos le tapo cuidadosamente el culete y un poquito de la espalda con una pequeña toalla para que no pasara frio. Fue entonces cuando empezó a darle un masaje muy despacito.

Yo no le soltaba la mano a ella mientras miraba como, mas que darle un masaje, lo que estaba haciendo era acariciarla y degustarla, suevamente fue masajeándole todo el cuerpo, y a ella cada vez se le notaba que estaba más relajada a la vez que excitada.

El masaje fue bajando y dejando la espalda, si la cosa era excitante, ahora lo era aun más, de la misma forma que su masajista iba bajando, ella se iba abriendo de piernas, supongo que eso también ayudó a que el decidiera cambiar de sito para seguir con el masaje de forma más cómoda.

Se levanto y se coloco en medio de sus piernas, y creo que sé el motivo por el que le cambio la cara, ella tenia el coñito tan mojado y tan abierto que era imposible no excitarse. Le bajo un poquito más la toalla y empezó a masajearle las piernas, hasta que llego al interior de los muslos, y claro, el no se pudo controlar ni ella tampoco.

Desde arriba podía ver como ella iba abriendo cada vez mas sus piernas, y como él cada vez centraba más su masaje en el interior de sus muslos y sus glúteos, hasta que ella me hizo saber que algo especial estaba pasando, me apretó de tal forma la mano que entendí perfectamente, había empezado a masajearle su coñito.

erotic-massagesAunque yo no lo podía ver exactamente que le estaba haciendo, ella me hizo saber que se estaba corriendo, de hecho él después me confeso que no pudo evitar meterle dos dedos para ver lo mojado que lo tenía. El morbo ya era tal, que ella, de forma inocente pregunto si no se tenía que dar la vuelta para que siguiera el masaje por delante. Él no dudo ni un segundo en darle la razón

Ella se dio la vuelta, pero la verdad es que el masaje no continuo, lo que pasó es que él directamente se puso a masajearle su coñito, yo no pude contenerme y le pregunte a ella que si quería que se lo abriera para que el se lo pudiera comer bien, ella respondió con un susurro que si, por favor, pero que le acercara mi polla a su boca. Me quite la poca ropa que me quedaba y tumbándome a su lado hice lo que me pidió, le acerque mi polla hasta que ella se la pudo mete en la boca, y mientras empezaba a hacerme una buena mamada, le abrí para su masajista el coñito así podría comérselo sin ningún estorbo.

La verdad es que nunca había visto tan de cerca come se lo comían, la verdad es que ella apenas tardo unos minutos en tener que parar de comérmela, enseguida me la apretó fuerte haciéndome saber que se había vuelto a correr. Entonces ella nos pidió que por favor cambiáramos los papeles. Quería agradecerle a su masajista lo que había hecho hasta ahora haciéndole una buena mamada de las suyas mientras yo se lo comía.

La verdad es que su masajista tenía un auto control increíble. Ella le estaba haciendo una mamada que a mi me hubiera dejado muerto en segundos, pero el aguantaba y disfrutaba, las vistas que yo tenía no tenían precio, ella reclinada, bien abierta para que yo se lo pudiera comer, y justo a la altura de su cabeza la polla de su masajista, que más de una vez desaparecía entera dentro de su boca.

Imaginaros lo mojado que tenía ella ya su coñito a esas alturas, fue increíble como se le puso después de volverse a correr en mi boca, yo sabia, que eso no se podía quedar así, después de correrse por fuera ella necesita correrse por dentro. Al aguantar mi cabera para que no siguiera comiéndoselo, ya me levante y pude ver que su cara lo decía todo.

La verdad que la frase que ella me dijo en ese momento, no por esperada, no me excito aun más. «¿Quieres ver como me folla?», yo le respondí que la decisión era suya, y acercándome a su oído le hice la pregunta trampa, en que bolsillo del bolso tenía los condones, enseguida me dijo que en el pequeño, dejándome claro que le diera uno a su masajista.

Mientras me levantaba a por el condón ella también se levantó, pero para colocarse en una de sus posturas favoritas. Mientras él se lo colocaba ella se ponía a 4 patas indicándome que me pusiera justo delante de ella. La primera envestida que él le dio hizo que ella cambiara la cara, era lo que necesitaba después de las corridas que llevaba, una polla dentro, pero en el fondo quería disfrutar el doble, y para eso necesitaba dos, no tardo nada en meterse la mía en la boca y empezar a jugar como ella sabía con ella.

Ver como se le movían las tetas al ritmo de las envestidas que él le daba, y que ella no soltaba para nada mi polla era increíble. Nos fuimos turnando y cambiando de postura hasta que ella perdió la cuenta de las veces que se había corrido. Se trataba de hacerla disfrutar el doble y lo estábamos logrando.

Y llego el momento en que ella ya estaba exhausta y nos pido una cosa por favor, quería ver como nos corríamos los dos encima de sus tetas. Ella se volvió a recostar, y colocándonos uno a cada lado, empezamos a masturbarnos, ella no perdió la ocasión de volver a chupárnoslas mientras nos ayudaba a que nos corriéramos, se sacaba una polla de la boca para girar la cabeza y meterse la otra enseguida, iba cambiando de polla según miraba nuestras caras, y la verdad yo fui el primero en correrme. Le indique que me iba a correr y mientras me tocaba los huevos apunte la polla hacía sus tetas y se las llené de mi leche, sin dejar de acariciarme se giró hacia él para ayudarle y la verdad, ver la corrida que se pegó fue la clara indicación de que para él también había sido muy excitante el masaje.