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lunes, julio 21, 2025
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EL PODER DE TU VOZ

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Jamás imaginé algo como lo que nos une, estando tan distantes…luego de varios chats, pedirme mi número de teléfono…y que después de reconocer nuestras voces tengamos lo que tenemos semanalmente. Me mata estar tendida en mi cama, o donde me sorprenda tu llamada, desnudarme a la par de tus indicaciones, acariciarme, tocarme, descubrirme para vos…oirte, respirar agitadamente del otro lado mientras hago lo mismo contigo… recrearnos una fantasía, permitirnos sentirnos juntos, tocándonos, besándonos,  saboreándonos… soñar con un momento que jamás viviremos realmente pero que al teléfono es tan cierto…

No acostumbraba masturbarme, ahora lo hago por y para ti, mientras me lo vas pidiendo, sumisa dejo que mis manos recorran mis pechos, bajen por mi hasta chocar con la humedad que me provocas, que tus susurros filtran en mis oìdos…sentirme caliente, deseosa, anhelante…que mis dedos se sumerjan en el mar de jugos, que jueguen ferozmente con mi clìtoris porque deseas que te regale mis gemidos de gozo, mi respiraciòn entrecortada, tu nombre en mis labios…

-Dame el primero, me pides, cierro mis ojos y te imagino frente a mi, pidiéndolo desesperado, excitado… me dejo llevar por tus palabras que queman mi cabeza, me retuerzo, convulsiono, exploto por vos…pero mi fuego abraza y te cuento lo que desearla estar haciéndote, mi cabeza entre tus piernas, devorándote…y te oigo gemir, suspirar, pedir más, más…hasta que acabas y tu leche brota salvaje…solo porque yo te lo pedí, solo porque yo te lo provoque…solo dos desconocidos a través del teléfono en dos puntos remotos del mundo…

Bilbao Swinger Party

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Bilbao Swinger Party ( Element) se trata de un club exclusivo, que nace con el objetivo de ofrecer fiestas cada SABADO del año, donde se cuidarán hasta los mas pequeños detalles, para lograr un ambiente de exquisita sensualidad.

Contamos con un moderno y muy bien equipado pub, donde ademas de tomar tu copa podrás bailar y divertirte además de disfrutar de la compañía de otras parejas que como tú buscan la exclusividad.

El vestuario es cómodo y seguro, las saunas son amplias y con la iluminación perfecta para crear un ambiente de sensualidad. El jacuzzi tiene capacidad para 16 personas que podrán disfrutar de él. Las duchas son modernas, y en las zonas comunes podrás dar rienda suelta a tu imaginación, o si prefieres un poco más de intimidad puedes elegir alguna de las amplias habitaciones.

Para los mas decididos tenemos un columpio (sling) donde puedes ser tu mism@.

El local esta situado en zona muy céntrica,(zona Zabalburu) y a su vez discreta.En las cercanías están localizados varios hoteles y parkings para haceros mas cómoda la estancia en nuestro local.

Esperamos veros pronto y que nuestras fiestas sean de vuestro agrado.

El beso

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beso
Sunset kissing couple.

Eres eterno e incombustible en mis pensamientos… Beso.

Beso robado, tímido, apasionado, de múltiples colores, sabores y sensaciones. Fuiste mía, fueron míos, aquel día, en aquel justo momento, sólo míos.

Recuerdo perfectamente aquel día, tomaba un café si así se le podía llamar a aquel brebaje que preparaban en la terraza que hay debajo de tu casa, no se si iba por su café o por verte salir cada mañana del portal. Esa mañana lo hiciste con el pelo mojado y alborotado, con cierta prisa y recién duchada, el forro de la falda se pegaba a tu cuerpo aun húmedo dejando entrever la perfecta forma de tus piernas, juraría incluso que llegué a ver ese sexy pliegue que forma tu trasero… sonó tu teléfono, lo cogiste y con una terrible cara de decepción paraste tu carrera, reculaste hasta encontrar asiento en la mesa de enfrente, aun hablabas, mejor dicho escuchabas, no salía palabra de tu boca… solo para decir, lo siento.

Cerraste el teléfono y quedaste absorta mirando al infinito, me quede tonto mirándote. Debió de ser demasiado obvio, porque cortó tu concentración en aquel punto imaginario para hacerlo en mi cara de bobo… qué vergüenza, era incapaz de desviar tu mirada! ahí seguía sentado mirándote sonrojado. Me asusté cuando te levantaste de forma brusca hacia mi, quedándote ahí de pie, durante unos cuantos segundos hasta que preguntaste con decisión… «te importa que me siente?» en absoluto…

«-Trabajas cerca o tan bueno está el café que vienes cada mañana por él…?» – no acerté a contestar… – «bueno, veo que no me vas a alegrar la mañana, así que te dejo»

Antes de que pudieras separar tu hermoso culo de la silla te tenía cogida del brazo. «Perdona, no te vayas, volvamos a empezar…» No quitaste mi mano, dejaste que te cogiera, que te sentara de nuevo, estaba bastante contrariado. » No he entendido tu pregunta, es que acaso te habías fijado en mi?» reíste, «conozco la calidad del café de aquí, y ver a alguien repetir día tras día debe de tener algún secreto…» reímos…

Subíamos por las escaleras, era una casa antigua sin ascensor, la barandilla conseguía a duras penas contener nuestros cuerpos que iban de pared a barandilla y viceversa una y otra vez, me besabas, me lamias, me mordías… mis manos sujetaban las tuyas contra la pared mientras mi pierna abría ligeramente las tuyas haciendo subir tu falda, la respiración acompasada y frenética de nuestros cuerpos iba aumentando conforme pisábamos un nuevo escalón.

Atravesamos la puerta, te tenía cogida por detrás, mis manos agarraban tus pechos sin vacilar, mi respiración calentaba ese cuello, me buscabas la boca, querías mis besos, de manera insaciable no dejabas de saborear mis labios mientras yo me perdía en tus ojos, con esa sensación de incredulidad y deseo máximo por saber que podía ocurrir a tu lado… Mis manos no se podían contener, los roces continuos en tu entrepierna hicieron que la falda volara de alguna manera, que mis dedos encontraran un caliente y húmedo sexo, y que no pararan de jugar con tu clítoris hasta que no te escucharon gritar por primera vez, notaban que quedaba más, pero tus piernas casi no respondían. Me pediste una pequeña tregua, pero no parabas de besarme, de mirarme, de pedirme con aquellos ojos que volviera a conseguir lo que escasos segundos antes habías sentido… te senté a lo alto de aquella barra americana que dividía el salón con esa cocina moderna, todo era muy minimalista, hasta lo que quedaba de tu ropa interior la cual no dudé en borrar del mapa. Te besé, besé con calma aquel jugoso y carnoso sexo, con una mano me apretabas la cabeza contra ti, y con la otra entrelazabas tus dedos con los míos clavando tus uñas en la palma de la mano… Era brutal escucharte una y otra vez, mientras tu sexo latía y palpitaba…

Sin saber ni como ni por qué te separaste de mi, me pediste que parara, no podías más, necesitabas respirar, abriste el balcón tomando una gran bocanada de aire fresco, tu cuerpo perfecto, desnudo, jugaba con luces y sombras esculpiendo en el aire tu perfecta silueta.

«Por favor, márchate» .- Bastante me costaba entender como había llegado hasta allí como para ponerme a pensar por qué me decías eso… cerré la puerta despacio…

A la mañana siguiente estaba en la misma mesa, con el mismo mal café como compañía, mi pierna mostraba la agitación que aun me embargaba, necesitaba hablar con alguien de lo ocurrido, pero quien mejor que tú para darme respuestas, cuando abriste la puerta y te dirigiste directamente a mi lado, te agachaste, me besaste, como jamás me has vuelto a besar…

«sube, te hago un café…»

Es ahora, acariciando tu cuello mientras duermes, pasado el tiempo, cuando más disfruto de aquel beso, de su sabor, de su color, y de aquella sensación… solo alcanzo a susurrarte al oído…

Una noche loca en México

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Llegué a México cansado por el vuelo y nervioso por perder la maleta que tanto me había costado facturar, tanto en esfuerzo como económicamente. Estaba esperando su salida cuando escuché a mis espaldas una voz familiar que decía: hola, holaaaaa…. era Ari.

-¿Qué haces aquí? – dije sin que apenas me saliera la voz

-En persona me gustas más- Dijo ella con esa sonrisa picarona que tanto me gustaba.

– ¿Tu qué crees? Hacerte de guía.

En ese momento, como si de una película se tratara apareció mi maleta rompiendo ese segundo de silencio.

-¡Mi maleta!- grité nervioso y agitado.

– Agárrala pues y vámonos. Dijo ella.

Yo no conocía nada de México, y era mi primer viaje al extranjero, así que me pareció buena idea seguir sus consejos. Me llevó a su camioneta mientras hablábamos de trivialidades del aeropuerto, del avión, del viaje, hasta que ella me dijo:

– Suéltame ya la mano y deja la maleta ahí atrás.

Habíamos llegado y no me había dado ni cuenta, sin percatarme de nada habíamos recorrido todo el trayecto agarraditos de la mano, era como si nos conociéramos de toda la vida. En viaje al hotel le comenté todos los pormenores de mi viaje, no quería separarme de aquella mujer que tantas noches me había quitado el sueño, así que pensé en invitarla a cenar, como trueque por el favor que me hacía al guiarme desde el aeropuerto hasta el hotel.

-Lo que me estoy ahorrando en taxi y guía nos lo gastamos en cenar – le dije- Juan -dijo ella mostrándome una vez más esa fabulosa sonrisa.

– Reserva una mesa en el restaurante, mientras subo mis cosas a la habitación- le pedí amablemente. Ella me contestó con un cariñoso guiño.

Me llevo poco tiempo encontrar la habitación, entré y sin apenas entretenerme solté la maleta encima de la cama y bajé para terminar de compartir aquel intenso día que estaba siendo.

La cena fue de lo más entretenida, todo tenía una sabor esplendido, y se me hizo muy divertida, con las bromas que gastábamos de las diferencias entre España y México, y con la música de los mariachis que nos dedicaron un par de canciones. Finalizada la cena de los arrumacos, como me gusta llamarla, tomamos unos tequilas para terminar de darle un toque mexicano a la cena. Después nos dirigimos al hall donde nos despedimos con un tierno beso. El corazón se me aceleró, no podía creerme que me estuviera sucediendo aquello. Aquella mujer a la que tanto veneraba estaba besándome.

De repente, como si de un cuento de Disney, o de una película se tratara, se abrió la puerta del ascensor y la magia se rompió. Entré, pulsé el botón de mi planta, la puerta se cerró y lentamente el rostro de aquella mujer se esfumó. A los pocos segundos la puerta se abrió otra vez y yo esperaba, que como en las películas estuviera allí de nuevo, pero la realidad fue mucho más dura, me encontré sólo en aquel pasillo de hotel.

-Bueno, si no nos volvemos a ver, por lo menos la he besado- Pensé para mi, queriendo pensar que quizás al día siguiente me llamaría, o volveríamos a vernos. Sin darme cuenta, había llegado la habitación del hotel. Busqué la tarjeta de la habitación y entré inspeccionando todo. Con las prisas, la vez que subí la maleta no había examinado la habitación. Tenía buena pinta.

Miré la cama, allí estaba mi maleta, la bajé y comprobé la firmeza del colchón mientras me decía a mi mismo: -¡Qué grande, que cómodo y que solitaria está esta cama! El resto del mobiliario también parecía confortable, una línea un poco clásica para mi gusto pero, cómodo al fin y al cabo. Encendí la televisión para que me hiciera compañía mientras abría mi maleta y colocaba sobre la cama su contenido. Cuando hube terminado de desordenar la habitación pensé en darme una ducha para relajarme y ponerme cómodo a esperar a que el “jet lag” me dejara dormir.

Dejé mi ropa en el suelo de la habitación y desnudo me paseé hacia el baño. Abrí los grifos tratando de alcanzar la temperatura justa para darme una relajante ducha. Cuando el agua estaba perfecta, agarré una pastilla de jabón y me metí debajo, sintiendo como el agua tibia resbalaba por mi nuca y empapaba todo mi cuerpo. Cerré el grifo y me enjaboné completamente, repasando mentalmente todo aquel día, mientras las burbujas descendían lentamente cubriendo mi cuerpo por completo. En mi cabeza un montón de ideas se agolpaban, recuerdos, sentimientos…sin darme cuenta mi memoria me trajo al presente muchos momentos de juegos eróticos que habíamos compartidos con la Cam. Terminé de enjabonarme y descubrí que aquellos juegos habían despertado levemente partes de mi anatomía.

Salí de la ducha con cuidado de no resbalarme, y para mi sorpresa no encontré toalla con la que secarme. Juraría que estaban puestas aquí, pensé. Pero no veía ninguna en ninguna parte. Rebusqué por todos los armarios, detrás de la papelera y en cualquier rincón donde pudiera haberse caído una toalla. Ante el evidente fracaso salí intuitivamente a mirar en los armarios de la habitación. Abrí el armario un poco preocupado porque no había contemplado la presencia de toallas antes de darme la ducha, miré bien por todo el armario, en todos los cajones, sin resultado alguno.

Cuando estaba pensando si había guardado alguna toalla en mi equipaje, me pareció oír esa sonrisa picarona que tanto me excitaba. Me giré bruscamente y mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí tendida en la cama a mi brujita, sosteniendo una toalla.

– En persona me gustas más- dijo mientras agitaba la toalla.

– ¿Qué haces aquí? -dije entre nervioso, sorprendido y excitado…

– He venido a secarte- dijo ella mientras centraba su mirada en mi pene semierecto ante aquella situación.

– Justo lo que necesito- dije suavemente un poco movido por la necesidad de decir algo.

Se levantó lentamente y se puso justó enfrente de mí, colocando la toalla en mi cabeza. Empezó a masajear mis cabellos intercalando miradas descaradas. Yo mientras tanto estaba paralizado por aquel maravilloso asalto, aquella magnifica mujer y aquellos ojos de bruja que me hipnotizaban. El masaje fue descendiendo por mi espalda, y lentamente secando toda ella, para entretenerse mucho más en mi torso.

– Pero mira cómo estás de empapado, mi amor-dijo ella esbozando aquella sonrisa de niña mala.

En ese momento se arrodilló ante mí y comenzó a secar mis pies, y muy lentamente fue ascendiendo por mis piernas, secando mis muslos y quedándose quieta frente a frente de mi pene. Sin mediar palabra comenzó a masajear mis nalgas, mientras mi pene, se izaba más y más ante su atenta mirada. Después de secar mi culo, comenzó a secar muy suavemente mi pubis, mi vello púbico, con una delicadeza extrema, mientras que con su mano izquierda sujetaba la toalla entre mis muslos, ascendiendo hasta comenzar a secar mis testículos.

– Pero mira cómo estás de excitado, bebé… -dijo al ver cómo me ponía esa situación.

– Si, ya ves como me has puesto…

– Si ya veo… -dijo ella con esa sonrisa picarona.

Soltó la toalla y comenzó a masajear con sus manos lo que antes había secado. Mis muslos, mis testículos, aquellas caricias estaban excitándome muchísimo y no pude dejar escapar un suspiro. Sujetó mi pene por el tronco tirando de él para sacar mi glande y lo lamió con sumo cuidado rodeándolo despacito, haciéndome sentir en el séptimo cielo.

– Ufff amor, que rico lo haces, como me gusta mamí, sigue así, amor, no pares- le decía yo sin pensar muy bien lo que estaba diciendo, simplemente me dejaba llevar.

– ¿Te gusta así ojitos? Me dijo ella mirando sin soltar mi pene

– Me encanta…

Entonces comenzó a tragárselo lentamente, hasta que lo tuvo todo en su boca, mientras acariciaba mis testículos y jugaba con su lengua. Aquella sensación me hacía gemir de placer, mientras mi miembro se endurecía al máximo.

– Ummm, como te has puesto- me dijo ella, comenzando a mastúrbame lentamente sin dejar de cubrirme de caricias, con su otra mano, por mis muslos y mis testículos.

– Amor vamos a la cama, yo también quiero jugar contigo- dije entre gemidos.

Soltó mi pene y se dirigió a la cama mientras se sacaba el vestido dejándolo caer en el suelo. En su pecho llevaba un pequeño bra que dejaba ver sus senos, y abajo…nada… Me tumbé encima de ella, y comencé a besarla, a besar su cuello, mientras mis manos se entretenían explorando aquel maravilloso cuerpo, aquellos pechos dulgentes, tan paraditos, que no pude evitar mordisquearlos, apretarlos, jugar con ellos… Deslicé mis manos más abajo mientras mi lengua se entretenía en el ombliguito de aquella diosa, cortando aquella piel, deslizándose lentamente hacia su monte de Venus, acariciando aquellas piernas que se abrían como una flor en primavera… hasta descubrir aquel maravilloso sexo que tanto me excitaba.

Estaba completamente húmedo así que no pude resistirme y pasé mi lengua lentamente por todo él, desde abajo hasta llegar a su clítoris, completamente erecto. Lo sujeté con mis manos y lentamente lo metí en mi boca, para poder jugar con él, mi lengua trazaba círculos por todo su clítoris, mientras sus gemidos iban en aumento. Cuando la excitación era máxima comencé a introducir un dedito por su vagina, haciendo movimientos, acariciándola, introduciéndolo y sacándolo, me encantaba poder jugar así y ver como disfrutaba con todo aquello. Después decidí a que fuera mi pene el que jugara con su vagina.

Sujete mi verga por el tronco y comencé a masajear suavemente su clítoris con mi glande.
Podía sentir la calidez de su sexo en mi pene y eso me excitaba, al tiempo que ella era masturbada con mi pene como si de un dildo se tratara. Acaricié con mi pene toda su vagina, arriba y abajo, deslizándome por ella, y masturbando su clítoris, en círculos rápidos y seguidos, bajaba después a la boca de su vagina y jugaba a introducir un poco de mi pene. Aquel juego nos estaba volviendo loco a los dos.

– Métela ya- dijo, entre gemidos

Así que, sin poder demorar más aquel placer extenuante empecé a penetrar aquel maravillosos sexo, centímetro a centímetro, sintiendo como se deslizaba mi pene por aquella maravillosa y empapada vagina, que me acariciaba, me recibía cálidamente y me apretaba mi pene proporcionándome un placer indescriptible. Me quedé unos segundos mirando sus ojos profundos, mientras avanzaba por aquella maravillosa vagina, extasiándome en aquel gesto, aquella cara que me hipnotizaba y que ahora me recibía, excitándome hasta el límite. Cuando estuvo toda dentro me quede quietito un momento, disfrutando de aquel maravilloso momento mientras ella, se volteaba y se ponía encima de mí como una amazona mostrándome sus maravillosos pechos, mientras comenzaba a cabalgar lentamente mi pene.

No pude aguantar mucho tiempo mirando sus pechos, porque su rostro, su sexo, todo estaba puesto para excitarme, y aquella excitación, y aquellos Movimientos rítmicos, lentos, intensos, que introducían mi pene en lo más profundo de sus entrañas, hacían que cerrara los ojos, para poder sentir bien su respiración, las maravillosas caricias que me propinaba mi diosa del sexo y su increíble vagina que masajeaba mi pene una y otra vez, con aquel movimiento, incesante, cada vez más rápido.

– Así bruji, muévete así- le decía, mientras ella iba aumentado el ritmo, sin dejar de
gemir.

– Si papi que rico, siii, como te siento, así papi, te quiero sentir así…-decía ella sin dejar de moverse, acelerando cada vez más, arqueando su cabeza, su espalda…hasta cabalgarme frenéticamente golpeando su sexo violentamente en mis testículos.

– Vente conmigo amor, vente, me voy a venir….

-comenzó a gritar más y más poseída de un increíble orgasmo que a su vez hacía que me excitará muchísimo , de modo que mi pene comenzó a inundarse de esperma, que me quemaba hasta no poder soportar más aquel increíble e intenso placer, que nos hizo estremecernos y fundirnos en un eterno abrazo-orgasmo, que nos dejó exhausustos y abrazados, como un único y maravilloso ser.

Cita a ciegas

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Había recibido un simple mensaje en mi móvil, un número desconocido, y el mensaje era claro y conciso: Hotel Villa Aitana; 21:30 horas. Da tu nombre en recepción, y ves toda de negro.

No tenía ni una ligera idea de quién podía ser, y lo más factible sería que simplemente fuera alguien que se había equivocado y había enviado el mensaje a la persona equivocada, en un intento de iniciar un juego de seducción con la persona correcta y así reavivar un poco su relación, estaba debatiendo interiormente cuando el sonido del móvil anunciando un nuevo mensaje me saco de mis cavilaciones.

No es un error. Hazlo.

Era como si el emisor del mensaje hubiera entrado en mi mente y hubiera conocido de mis pensamientos en el momento en que recibí el primer mensaje. Eso era cuanto menos curioso. Ahora ya me encontraba debatiendo entre asistir o no a esa especie de cita secreta, en un hotel en el que únicamente había estado una vez y que me parecía un laberinto en sí mismo. Una pequeña ciudad en mi propia ciudad. Desbloqueé el móvil nuevamente para mirar la hora que era, las 20:00 horas, de la tarde, una hora y media para la cita. El tono imperativo del último mensaje me hizo recordar a una persona que perteneció a mi vida en el pasado y por un simple momento, pensé, que pudiera ser él. Deseche la idea de inmediato. Podía seguir debatiendo interiormente la idea de ir o no ir; pero sin embargo era sábado, vivía sola desde hacía unos meses y no tenía nada mejor que hacer, además de que era uno de los mejores hoteles de mi ciudad y no podría pasarme nada malo.

Así que me dirigí hacia mi habitación, y abrí la puerta del armario, afortunadamente el negro era un color que me gustaba, por lo que podía elegir una infinidad de ropa, y además el misterioso emisor no había indicado que debía ponerme, pase percha a percha eligiendo entre ponerme unos pitillo negros con una blusa o elegir el vestido negro que una amiga me había regalado por uno de mis cumpleaños. Al final me decidí por el vestido negro.

Fui al cuarto de baño para darme una ducha, en mi lucha interior por elegir entre coche o taxi, al final decidí que sencillamente taxi. Entre en la ducha y abrí el grifo del agua caliente dejando que se llevará mis dudas. Me lave el pelo y después me eché algo de jabón en mis manos, froté para hacer espuma y empecé a enjabonarme. Comencé por mis brazos, siguiendo pasando las manos por mis pechos, imaginando que no eran mis manos las que me tocaban, sino que eran las manos de esa persona a la que echaba tanto de menos y que hacia tanto tiempo que no veía; mientras acariciaba mis pechos, una de mis manos fue vagando por mi cuerpo hasta ir a parar entre mis piernas, a pesar de estar bajo el agua caliente notaba la humedad entre mis piernas, saliendo de mi sexo, como siempre ocurría cada vez que me acordaba de una de las muchas veces que estuve con él, como aquella vez que me folló duró contra la pared de la ducha mientras que me decía aquello de que adoraba que fuera su zorra y lo mucho que le gustaba abrirse paso dentro de mi, todo eso, mientras mis gritos los sofocaba clavando mis dientes en su cuello…. De esa forma mis manos se recrearon en mis piernas mientras el agua caía sobre mí, empecé a pasear un dedo por mi hendidura al tiempo que mi respiración se hacía cada vez más entrecortada, mientras me invadían los recuerdos del pasado, presione el dedo sobre el clítoris y empecé a mover el dedo haciendo círculos sobre él, mientras que me apoyaba en la pared, aumentando el ritmo cada vez más fuerte, mientras que los dedos de mi otra mano comenzaban a entrar en mi, primero uno, mientras que con la otra mano jugaba sobre mi clítoris, después dos, adentrándolos lentamente haciéndome sufrir a mí misma, así hasta notar los tres dedos dentro de mí, mientras que frotaba el centro de mi deseo cada vez más fuerte, así, de esa forma, mientras seguía acordándome de los recuerdos de mi pasado, y mientras el cuarto de baño se caldeaba con el calor de la ducha y mis gritos eran sofocados por el ruido del agua al llegar al orgasmo.

Con las piernas aun medio temblorosas como consecuencia de mi masturbación en la ducha, terminé de lavarme el cuerpo y salí del agua, enfrentándome a mi reflejo empañado en el espejo, observando las líneas borrosas de mi desnudez, mientras me secaba el pelo un poco con una toalla y acto seguido secaba el espejo del baño. Termine de secar mi cuerpo y fui a mi habitación a vestirme. Elegí un sexy conjunto de tanga y sujetador en color negro recordando las palabras del mensaje, y después me puse las medias de liguero, lentamente, viendo como se ajustaban a mis piernas y el efecto que hacían con el conjunto de ropa interior elegido. Me calcé unos salones negros de 10 centímetros y observe mi cuerpo en el espejo. Acepté como el sujetador moldeaba mis pechos y como el tanga favorecía la curva de mi trasero. Me sorprendí a mi misma observando el espectáculo que daba frente al espejo… Termine de vestirme con el vestido de manga larga en el que me enfundé por las piernas, y cerré la cremallera.

Volví al cuarto de baño para peinarme y maquillarme. Me puse unas gotas de mi perfume favorito y cogí el bolso y la chaqueta que estaban colgados detrás de la puerta. Salí de casa dispuesta a enfrentarme a lo desconocido, mientras en el ascensor repasaba mis labios con mi labial rojo preferido. La parada de taxis, paraba enfrente de mi casa.

Durante el trayecto al hotel no pensé en nada, y me extraño no recibir ningún mensaje más, en el sentido de que la persona que me esperaba se cerciorara que de iría, era como si supiera de antemano todos los pasos que iba a ser capaz de dar. Una vez en el hotel, pague la carrera al taxista y salí del taxi sacando una pierna y después otra, sin saber qué alguien desde la terraza del hotel me estaba observando, y me dirigí hacia recepción, en parte, nerviosa. 21: 20 horas.

– Buenas noches.- me dirigí al recepcionista, un chico alto y guapo cuya plaquita ponía Ricardo.- Soy Rania.

– Buenas noches señorita; me puede decir su apellido.- El joven desplego una enorme sonrisa y yo me sentí tonta al haber dicho solo mi nombre. No ayudaba para nada el hecho de que cada vez me sintiera más nerviosa y me arrepintiera por momentos.

– Si, disculpa. Rania, Rania Fernández.

– Esperé un momento… ummm, si, aquí esta Srta. Fernández. Habitación 507; ah, y dejaron esto para usted también.- me tendió un sobre acolchado de color marrón.- Debe leer la nota aquí.

– Gracias.- observé el sobre, sin tener idea más allá de una nota, de qué más podía contener.

«Has decidido venir. Sabía que no me fallarías. Dentro de este sobre encontrarás un pañuelo que deberás de ponerte una vez entres en la habitación. Abre la puerta de la habitación, y una vez dentro, dirígete a la terraza de la habitación. Observarás que hay una botella de cava, sirve las dos copas y dale un sorbo a la tuya; después ponte el pañuelo en los ojos y espera a que yo llegue.
Estoy deseando verte. Sabía que vendrías.»

Di una sonrisa tímida al recepcionista que me indicó el ascensor que debía tomar y me monté en el ascensor, pensando que, inevitablemente, tenía que conocer a la persona que había ideado todo este numerito, a pesar de que ello me inquietará un poco. Llegué a la planta que 5º en la que se encontraba la habitación. Un cartel frente la puerta del ascensor me indicó que la habitación que debía de buscar se encontraba hacia la derecha, concretamente la séptima puerta. Metí la tarjeta magnética en la ranura de la puerta, abriéndola cuando indicó la lucecita verde.

La habitación estaba casi en penumbra cuando entre. Al estar en el mes de mayo, hacía buena temperatura, por lo que me quite la chaqueta y la deje junto al bolso en una butaca color blanco que había a la entrada de la habitación y seguí adentrándome en ella. Solo había encendida una tenue luz de la mesilla de noche que alumbra el camino a seguir hacía la terraza. Observe la terraza que era bastante grande y que tenía dos tumbonas al lado izquierdo. Era al lado derecho, frente a la cristalera donde encontré la cubitera con la botella de cava y las dos copas. Hice lo que mandaba la nota, me acerque una de las copas a mis labios y lo probé. Después vacié el contenido del sobre en la mesa, y me sorprendí al ver como también había dos pares de esposas. Me anude el pañuelo de raso azul fuerte sobre los ojos y me limité a esperar a que llegará quien fuera que me había citado.

Esperé diez minutos con los ojos vendados, durante los cuales tuve tiempo de agudizar mis sentidos. Note como la suave brisa revoloteaba fugazmente mi pelo. Como escuchaba los sonidos de la noche, como me llegaba el olor de vainilla, seguramente proveniente de alguna vela. Entonces, sonó la puerta cuando se abría, y mi primer instinto fue cogerme con las manos a la barandilla, como si ello fuera a protegerme de algo o de alguien. La persona que entro llego lentamente y finalmente escuche los pasos en la entrada de la terraza. Note como esa persona me observaba sin decir nada, y me puse recta. Luego note como hacía el ruido a dejar algo sobre la mesa y cogía las dos copas. Se acerco y cogió una de mis manos para darme mi copa, que era aquella que tenía marcados mis labios en color rojo.

No dijo nada, pero pude notar cómo se recostaba sobre la barandilla de la terraza, mientras se bebía su copa de cava. Decir que no estaba nerviosa sería mentir, estaba inquieta, expectante y un sin fin de sentimientos mas. Pero lo que más me abrumaba era saber que había alguien observándome y que no estaba dispuesto a hablar. Gire mi cabeza hacía donde intuía donde podía estar aquel extraño, como si pudiera reconocerle a través de la oscuridad que cubría mis ojos. Mi parte guerrera hablo:

-Te estás divirtiendo con esto.- solo recibí silencio por parte de la otra persona.

Entonces escuche como dejaba algo sobre la mesa, seguramente su copa, y se acercaba a mi por detrás. Sentí como apartaba con sus dedos mi pelo y lo pasaba hacia un lado, dejando mi cuello al descubierto. Note como aspiraba mi olor, tratando de retener el olor de mi perfume y como sin darme cuenta baja la cremallera de mi vestido, rozando con sus dedos la longitud de mi espalda, haciendo que me irguiera enseguida.

– Shhhhhhhhhh.- es lo único que dijo, y yo, intente relajarme.

Siguió bajando la cremallera del vestido hasta quitármelo, me cogió de las muñecas para que soltara la barandilla y así conseguir sacar el vestido de mis brazos. Después solamente dejo que el vestido se deslizara por mi cuerpo hasta ser una maraña de tela a mis pies. Me cogió por los tobillos para levantar mis pies y así quitar el vestido del suelo.

Sinceramente no sabía que era más frustrante, si el hecho de estar allí, con los ojos vendados o en cambió estar allí haciendo todo lo que esa persona quisiera sabiendo que podía parar el juego en cualquier momento y largarme. De hecho, nada me impedía hacerlo. Sin embargo ahí estaba, como si mis pies estuvieran anclados al suelo. En ese momento empezó a sonar el mecanismo del flash de una cámara de fotos, yo seguía con mis pegados al suelo y mis manos apoyadas en la barandilla de la terraza. No era capaz de decir nada.

Sentí como abría mis piernas y me obligaba a poner el culo en pompa, como acariciaba mi trasero, dejando completamente expuesto mi cuerpo y mi culo, y curiosamente yo empezaba a notar una ligera humedad entre mis piernas. Continuó sacando fotos y yo seguia sin moverme. Me imagino que saber que podía hacer conmigo lo que quería le hacia sentir superior. Tenia ese poder sobre mi y ni siquiera le había visto aun la cara.

Dejo la cámara un momento y sentí que unas manos se afianzaban en mis caderas y que lentamente bajaban el tanga por mis piernas, recreándose en acariciarlas. Mi respiración se volvía entrecortada por momentos. Cuando termino siguió por mi sujetador, dejándome completamente desnuda. Note como sus manos acariciaban mis pechos, como se entretían jugando con mis pezones hasta dejarlos completamente erguidos y duros.

Y fue en ese momento, cuando mis pensamientos se estaban nublando con las caricias que me profesaba, que me di cuenta que algo frío y de metal rodeaba mis muñecas, intente mover mis manos y sin embargo no podía. Las había esposado a la barandilla. Proferí un pequeño gemido. Pero todo ello, lejos de estar muerta de miedo, solo me hacía sentir más ansiosa, y por sorprendente que pareciera, solo quería que esa persona saciara el deseo que empezaba a acumularse entre mis piernas.

Y fue en ese preciso momento, en el que decidí que me daba igual quien fuera, la razón del juego o cualquier otra cosa. Solo quería dedicarme a sentir. Dejarme llevar por sentirle desnudo detrás mía, su pecho en mi espalda y su pene erecto rozando mi culo. Me rodeó con sus brazos. Una de sus manos descanso en mi bajo vientre, casi adentrándose en mi pubis. Mientras que con la otra rodeaba mis pechos. Enjaulada en sus brazos, como si estuviera presa, pero ¿De quien?

Dejo de presionar mis pechos con su brazo y escuche como el mecanismo de la cámara volvía a accionarse. Sentía su respiración en mi cuello, sus dientes mordiéndome en el cuello. Oí como nos hacia fotos a los dos, mientras yo me mordía el labio inferior y mi cara se desdibujaba por todo lo que estaba sintiendo, por el deseo que empezaba a formarse en mi interior. Su otra mano fue descendió hasta posarse sobre mi pubis, el dedo corazón en la entrada de mi vagina. No sabía que estaría pensando de saberme tan dispuesta, pues solo dijo:

-Ummmmm.-

El hecho que no hablara era lo que me volvía más loca, y todo ello quedaría reflejado en las fotos que me estaría haciendo, si no era un video, ya no era capaz de diferenciarlo. Su mano seguía posada sobre mi sexo, seguro que mi humedad le estaba bañando los dedos, era completamente consciente de todo lo que estaba pasando, a pesar de que me sintiera como en una nebulosa. Entonces empezó a acariciarme. Sus dedos vagaron por mi clítoris, presionándolo, y dibujando círculos sobre el, me permití el lujo de apoyarme sobre su pecho, mientras sentí como su endurecida polla se frotaba contra mi culo. Decir que no deseaba sentir su polla en cualquier parte de mi cuerpo sería mentir. Necesitaba y ansiaba el contacto más allá de esos dedos. Estaba completamente inmóvil, solo podía balancear mis caderas y aun así eso no era suficiente para calmar lo que estaba sintiendo.

Mientras, él siguió moviendo sus dedos sobre mi dedo, jugando entre entrar y no entrar con el dedo que tenía en la entrada de mi coño….

– Por favor…- Gemí mientras el seguía torturándome. Seguí sin recibir respuesta.- Por favor…- Imploré

La única respuesta que recibí en esta ocasión fue un fuerte mordisco en mi omoplato, fue en ese momento cuando el desconocido decidió entrar con sus dedos en mi interior. Lo hizo con dos dedos de una sola vez, rápido, sin cesar… Empezó a follarme con sus dedos, metiéndolos y sacándolos mientras su pulgar dibujaba círculos sobre mi clítoris, frotándolo cada vez más fuerte. Sentía como dentro de mí se empezaba a formar mi orgasmo, y aumento en ritmo de sus embestidas con los dedos sin cesar, aumentando la intensidad y añadiendo un dedo más en su tortura… hasta que después de unos momentos, grite cuando me corría sobre sus dedos.

Fue en ese momento, cuando estiró mis brazos, haciendo que agachara mi espalda poniendo el culo en pompa cuando me embistió con su polla de una sola vez, sin apenas delicadeza. Solté un grito al saberme tan llena, mientras comenzaba a gemir de nuevo por las embestidas a las que estaba siendo sometida. En esa postura su polla entraba hasta el fondo y el placer era especial. Una de sus manos seguía utilizando la cámara de fotos, capturando cada una de mis expresiones, mientras la otra la presionaba sobre mi vientre apretándome más contra él. Rodeándome con su brazo, impidiendo que escapara, como si eso fuera a ser posible. Haciéndome daño, pero sintiendo al mismo tiempo un dolor placentero.

Sentía mis piernas débiles con el reciente orgasmo cuando noté que uno nuevo se estaba formando, mis músculos internos empezaron a contraerse tratando de engullir el miembro que tenía dentro, impidiendo que saliera de dentro de mí, impidiendo que acabará así, las sensaciones que estaba teniendo. Fue en el momento en que sentí que volvía a correrme que me mordí el labio con tarta fuerza que note como me había hecho una pequeña herida, fue ese momento, cuando el desconocido saco su pene aún erecto de mi interior y me obligó a ponerme de rodillas.

Mis brazos estirados, mi cuerpo de cualquier manera. Y fue ese preciso momento el que eligió para pasear su polla por mi cara, instando a que abriera mi boca. Saqué mi lengua y probé mi propio sabor de su miembro. Abrí la boca aun más para que su polla entrara. Y él comenzó a follarme la boca como hacía tiempo que nadie lo hacía.

Sentía su mano en mi cabeza, presionándola, haciendo que mi nariz chocará contra su bajo vientre. Haciendo que aguantará con su polla dentro y luego volvía a sacarla, así varías veces, en alguna ocasión roce con mis dientes su pene erecto cuando salía de mi boca y pude escuchar como el emitía una exhalación, fruto de que le gustaba lo que acababa de hacer. Mi lengua jugaba con su polla cada vez que entraba en mi boca y mis dientes le torturaban cada vez que salía, mientras mis labios la presionaban bien y formaban un aro perfecto. Sentí como su respiración se entrecortaba cada vez más y como sus gemidos eran lo único que podía ser capaz de escuchar. Para mí solo existía en ese momento, él y el placer que le estaba dando con mi boca, a pesar de sentirme completamente inmovilizada.

El flash de la cámara de fotos seguía sonando; tomando recuerdos de cómo mi boca engullía su miembro. Sentí como poco a poco su miembro empezaba a tensarse en mi boca, señal de que estaba a punto de correrse, entonces, a pesar de que hubiera querido que lo hiciera dentro, mientras seguía torturándole con mi lengua y mis dientes, noté como la sacaba de mi boca y empezaba a acariciarse para descargar toda su leche sobre mi cuerpo.

Y entonces, escuche como empezaba a gemir más fuerte, fruto de su orgasmo y como su leche empezaba a caer en mi cara, mi cuello y parte de mis pechos, sin darme cuenta me encontré abriendo la boca luchando por probar algo de su sabor. Sentí como ponía su polla frente a mí y entonces comprendí que necesitaba que se la limpiara; metiéndomela en la boca todo lo posible y terminando de degustar su sabor, sabiendo que era justo lo que él había esperado cuando gimió por última vez.

Durante unos minutos que me parecieron eternos, cada uno siguió en su postura, hasta que note que él se levantaba, cogía algo y lo dejaba sobre el suelo. Acto seguido, sentí como el frio metal que ajustaba mis muñecas dejaba de hacerlo; provocando que de nuevo yo fuera libre.

Sin embargo, dos brazos me rodearon, y me llevaron hacia él, haciendo que me sentará a horcajadas sobre él, mientras volvía a sentir como su pene descansaba debajo de mi sexo; y como una de sus manos se posaba en mi culo, mientras que la otra me cogía de la cabeza al momento en que acercaba su boca a la mía.

Mientras me comía la boca, desanudo el pañuelo azul que cubría mis ojos, para quedarme frente a frente a esa persona que echaba tanto de menos y que hacía tanto tiempo que no veía.

Observe a través de la poca luz de la terraza nuestras ropas esparcidas por el suelo, las marcas sobre mis muñecas, apenas perceptibles, pero que sabía que estaban ahí y que aparecerían con los días. Aun sentía sus embistes en mi interior, y vi los dedos de sus manos marcados sobre mi cintura, fruto de la fuerte presión que había ejercido sobre ella.

-Sabría que vendrías.- fue lo único que dijo en un susurro ronco, que hizo que ahora fuera yo la que se quedará muda y sin palabras.

Vi como su mirada de dirigía de nuevo hacia mi boca y después hacía mis pechos. Una sonrisa traviesa se dibujo en su rostro y sus ojos volvieron a destellar deseo… sobre el frio suelo en el que estábamos sentados, a nuestro lado, estaban las dos copas de cava.

Acerco mi copa a mi boca, dándome de beber, al tiempo que con un movimiento disimulado inmovilizaba mis manos a mi espalda. Después se llevo la copa a sus labios y con una sonrisa torcida, dijo:

– Prefiero beber de ti.-

Comprendí entonces que es lo que quería, echando mi cabeza hacia atrás le ofrecí mis pechos. Un suspiro escapo de mi boca cuando sentí el frio líquido caer sobre ellos, y solté un gemido casi imperceptible cuando sentí como su lengua se bebía el cava de mi busto.

En ese preciso momento, cerré los ojos y me dejé llevar por las sensaciones que estaba volviendo a sentir, dispuesta a ser suya nuevamente y comprendiendo que siempre haría conmigo lo que quisiera.

La primera vez…

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Es la primera vez que escribo una historia de este tipo en mi vida, es más, es la primera vez que escribo una en cualquier parte, aunque siempre había pensado que si algún dia lo hacia, lo que fuera tendría que ser totalmente verídico. Asi que ahí vá sin anestesia previa:

Soy una persona totalmente igual a cualquier otra en este país, sin esas cosas que generakmente llaman «anormales». Resulta que estoy casado desde hace 2 años con una mujer maravillosa a la que llamaré «Elisa», y bien, hemos vivido una vida de pareja bastante placentera y normal a no ser por una especie de jugueteo sexual que hemos venido desarrollando desde hace algún tiempo y que a ido tomando matices bastante eróticos. El mencionado jueguito sexual consistía primero en comunicarnos -sobre todo cuando teníamos relaciones- las maneras en que ella había hecho el amor en ateriores ocasiones con otros hombres(y vaya que si ha tenido experiencias) al principio se mostraba renuente, sin embargo a base de insistencia fué abriendose poco a poco, y eso me producía un placer exepcional a la hora de tener un orgasmo; Fué tanto el exito de esta práctica , que un buen día decidí pedirle que por favor hiciera realidad ante mis ojos esos relatos- confieso que en el fondo sentía que no fuera así, pero la calentura que me provocaba podía mas que todo lo que pudiera pensar-. Asi que un buen día me comento que había invitado a cenar a casa a un antigüo amigo suyo con quien en ocasiones había tenido relaciones sexuales, para tratar de hacer lo que yo le había pedido, en un primer momento yo sentí celos, pero casi inmediatamente sentí una exitación tremenda al imaginar todo lo que podía suceder. Asentí con la cabeza y sonreí, lo cual ella tomó con agrado.
-Sólo una condición! -me dijo-
tú solo vas a ser observador y no dejarás que él te vea, ya que puede salirse de balance por no estar acostumbrado a esto ¿ok?
No pude mas que asentir otra vez, ya que en esta ocasión las palabras no salieron de mi garganta debido a la gran exitación que esto había provocado en mí, sentía que todo mi cuerpo temblaba por dentro y que la sangre se agolpaba en mi cabeza y en mi pene.
Decidimos pues que yo me mantendría oculto en el clóset de nuestra habitación, el cual es bastante amplio como para poder estar sin la menor complicación. Quedamos en una hora específica (las 10:00 P.M) hora en la que yo ya debía estar dentro y ella llegaría ya con él.
A las 9:00 yo ya estaba en casa bastante nervioso y especulativo, pensaba: ¿Que diablos voy a hacer dentro de un clóset mientras se follan a mi mujer? ¿cómo va a reaccionar mi yo? -que en muchas ocasiones no sabemos como reacciona- En fin nada de eso impidió que yo diera marcha atrás a lo pactado. Faltando 5 minutos para la hora me introduje rápidamente y me acomodé de forma que estuviera cómodo y no hiciera el menor ruido(la cama se encuentra a escasos 2mts. de las puertas del mismo) he hice la prueba de ver por entre las rendijas de madera de la puerta. Se veía perfecto – desde luego que no quería perderme ni un detalle- un tanto para ver hasta donde llegaba la «malvada» y otro por lo exitante que pensaba que iba a ser.

A las 10:15 oí cómo la puerta de entrada se abría y escuché la voz de mi esposa y la de un hombre joven,(yo no lo conocía) venían charlando animadamente, terminaron de entra y ella le ofreció algo de tomar, a lo cual él dijo que si, mimujer sirvió vino y me imagino que lo empezaron a tomar mientras continuaban charlando, yo era un manojo de nervios pero tenía que esperar , no me quedaba otra.
Al poco rato ella le dijo que se iba a cambiar de ropa para estar mas cómoda, inmediatamenta se dirigió a la habitación y abrió el clóset, lo que vió (después lo comentamos) fué una especie de animal agazapado en el suelo con los ojos bien abiertos, como asustado, a lo cual unicamente sonrió, sacó un baby doll y volvió a cerrar, yo me asomé por la rendija y la pude ver claramente. Se desvistió completamente y se enfundo en esa provocativa prenda… fué al baño y al salir lo llamó por su nombre con el pretexto de que a la televisión algo le había sucedido, el ni tardo ni perezoso fué en su ayuda y llegaron a estar muy cerca de la cama, ya muy juntos ella le acerco sus grandes nalgas a su pene y él, sin mediar palabras la tomó de la cintura y la comenzó a besar, se besaron un instante y después se hecharon a la cama cual escolapios revolcándose de un lado a otro; Casi inmediatamente ella le dijo que se desvistiera mientras ella hacía lo mismo.

Ya desvestidos completamente ella tomó su enorme pene y se lo metió a la boca… lo succionaba de tal forma que yo oía perfectamente el sonido que emite esa acción, él por su parte alcanzaba a dar pequeños y pausados gemidos-pienso que de placer- así estuvieron un buen rato hasta que él la puso boca abajo y delante de mis ojos le introdujo todo aquel pedazo de carne que ella había estado succionando momentos antes. Comenzaron pues a jadear mas y mas fuerte, mientras yo en realidad me exitaba mas y mas al punto en el que me saqué mi pene y comencé a masturbarne. Ella le decía:

– Más, más, más…
luego la giro y ya de frente la volvió a penetrar, le levanto las piernas y la penetraba una y otra vez. Yo por mi parte tomaba cada vez mas fuerte mi pene , hasta que sin poder contenerme eyaculé en un potenye orgasmo haciendo el mayor esfuerzo por no hacer ningún ruído. ellos continuaban cogiendo hasta que por fin el eyaculó fuera de ella dando unos gritos fulgurantes de placer.

Ela no pudo terminar, pero se mostró satisfecha con el, estuvieron un rato acostados sin mencionar palabra alguna hasta que ella se levantó y fué al baño. Mientras él se vestía.
Cabe señalar que cena ya no hubo , ella le dijo que se sentía un poco mal y lo invito a retirarse. Yo creo que él resignado aceptó y se fué sin más.

Llegó corriendo conmigo y salí empapado en sudor , pero muy satisfecho también, nos dimos un largo beso y me dijo:
– Te amo, …. nunca te dejaré
– Yo también …-le dije-.

Curioseando

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relatoTodas hablaban de eso, yo con mi timidez era incapaz de opinar, se burlaban de mi todas, algunas decían que ya mamaban, otras que se lo hacían a ellas, pero ninguna lo había completado, todas éramos señoritas, hasta que llegó Paola, ella éra más grande que todas y ya lo había hecho, y pues fue el centro de la atención. La llenabamos de preguntas y nos aclaraba nuestras dudas. Un dia me la encontré en el baño y no pude desaprovechar que estábamos solas. -¿Y por detrás?- le pregunté como sin querer, se me quedó viendo un poco asombrada. -¿Porque, quieres intentarlo por allí?- me preguntó sería sin poder creer lo que le había dicho. -No, es que, pues he oído, dicen cosas, no se , Tú sabes,
¿que opinas tú de eso?.- -¡Noooombre, eso duele mucho, yo no se como hay algunas
que pueden hacerlo así!-me quedé pensando, para mi no era tan feo, es mas, me gustaba, sólo que… – Sí hay unas que con el cuento de seguir siendo vírgenes lo hacen por allí. Pero tú ni lo intentes, estas muy bonita, no dejes que te hagan tanto daño. – Está bien no me voy a dejar- le contesté tratando de ser convincente, aunque en verdad no me parecía tan malo.
Toda la semana lo traje en mente, seguir siendo virgen, ya hay quién lo hace, no debe ser tan malo, además por lo que he alcanzado a sentir es hasta rico. Luego en una reunión con unas primas ya mayores supe que eran mejores para el sexo los hombres maduros , «los
muchachos nomas piensan en ellos», dijeron, y me acordé de mis experiencias anteriores, mis primos ni pensaron en mi, en cambio, el señor del deshuesadero de autos, no, el fue otra cosa, nomas me acuerdo y siento explotar toda otra vez. Y así poco a poco fui entendiéndo las cosas, ya se que ellos hechan una cosa rara, lechosa, y ¿Una que?. Dormida esa noche, soñaba con mi encuentro en el asiento del carro, recordaba como me abría un poco mi colita la cosota aquella y temblaba toda, me desperté y estaba toda
sudada, sin querer al tratar de acomodarme la ropa de dormir, me pase mi mano por mi conchita y sentí escalofrios, recordé que me había hecho sentir rico con sus dedos, con miedo acerqué mis dedos y me frote suavemente, Ahhh delicioso, sentí escalofrios, los retiré inmediatamente, no podía hacerme eso yo, ¿Como?. Me recoste de lado apretando
las piernas lo más que pude y retiré mis manos de allí al frotar de mis ropas siguió la sensación, me comenzaba a doler allí, bueno, pensé, nomas poquito y ya, volví a acomodar mis dedos timidamente, y sentí eso de nuevo,seguí un poco más, Ahhhh rico, un poquito nada más, otro, y seguía y seguía, me acordé de mi colita, me moje mi dedo medio con saliva y me lo puse en mi anito, y … Aaaaaahhhh, otra vez esa sensación de explotar toda, fue riquísimo tenía que probarlo otra vez pero sin dejar de ser virgen, ya estaba decidido. En la escuela nada más yo no tenía pareja ya, todas tenían novio y me platicaban lo que hacían con ellos como presumiendome, ja!, sí supieran, yo sin novio tenía más experiencia
que ellas, accedi a andar con un muchacho más por estar en el grupo que por gusto, es más era re tímido, y yo necesitaba más. De vez en cuando esperaba en el camion para ver sí volvía a ver al señor que me hizo sentir tan rico y no supe más de el, lástima. Un dia nos quedamos después de clases en la escuela y estábamos mi novio y yo en la parte trasera de la escuela, estábamos prodigandonos besitos y caricias de noviecitos inocentes, entonces, yo quise ir más allá, parados como estábamos le dirigí su mano a mis nalgas. De principio se sacó de onda y se me quedó viendo lelo, lo bese y le deje la mano allí, no sabía que hacer, le puse la otra mano y lo abrace por el cuello, me agarraba nada más, entonces pensé en ser yola dirigente, le tomé el miembro por encima de su pantalóny le abrí el cierre, se la saqué y vi que era muy chiquito, comparado con los que había visto, me arrodille y se lo comencé a chupar, estaba todo sacado de onda, pero yo ya estaba caliente, estaba bien metida en lo mío, me comencé a sobar yo sola, cuando sentí un jalón en el brazo, ¡nos habían cachado , quedé perpleja, ¡no podía ser posible!, nos comenzó a encaminar hacia su oficina a un lado de la alberca, cuando Felipe se safo del brazo y comenzó a correr dejandome sola allí, llegamos a la oficina y me sentó en una silla frente a su escritorio y se sentó a un lado mío, tenía mi cara cubierta con mis manos de la vergüenza. -Los vi desde que llegaron y los estaba espiando, te vi desde el principio.- me dijo con voz suave. -¿Y porque no nos llamó? – Le contesté sin quitar las manos de mi cara. -Porque en verdad me sorprendió tú actitud. – ¿y cuanto tienes haciendo eso? -Es la primera vez que lo hacia. -¿En verdad?, se te nota más experiencia. – me dijo con
cara de incredulidad. -Es verdad nunca lo había hecho, bueno… Más bien nose como hacerlo. Por eso lo estaba intentando con el. -¿Y quieres aprender?- me dijo levantándose de su silla encaminadose frente a mi. – Sí pero… -Acuérdate que te puedo reportar, pero sí tú quieres aprender, y no quieres que nadie se entere lo que estabas haciendo… te podrían suspender, ¿como lo tomarían tús papás?.- No lo podía creer, estaba en un problema,
y todo por curiosa. Levanté mi mirada y note pues que no era feo, tendría unos 30 años, «un hombre maduro» pensé. -Pero, no quiero perder mi virginidad- me salió sin pensar,
cuando quise arrepentirme, ya lo había soltado. -No, te preocupes, eso no va a ser problema.- me dijo acariciandome el cabello, me tomó de la mano y la puso en su cosa por arriba del pantalón, era enorme, se sentía caliente, fijé mi mirada allí. -abreme el cierre.- me dijo suavecito… continuará

Pub Kamelot

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Pub Kamelot Situado en Torremolinos–Málaga cuenta con el mejor ambiente de parejas liberales de la costa del sol, un lugar donde podrás encontrar tus fantasías hechas realidad donde ante todo prevalece el morbo, con la única finalidad de divertirse y gozar de las noches mas exóticas que puedas imaginar. Nuestro personal les atenderá con total discreción y exquisitez, donde reina el respeto y la tranquilidad.

22 años de experiencia trabajando con parejas liberales nos avalan. Dichos años en el sector, hacen que podamos dar este servicio adecuado para todo aquel que quiera disfrutar de este ambiente en un club swingers. Para mayor discreción Pub Kamelot dispone de 2 entradas al local en las que podrás acceder directamente a la zona de parejas o entrar por la zona mixta.

Podrás encontrar habitaciones privadas, camas gigantes, diversas zonas de juego como cuarto oscuro, pasillo francés (glory holes), mazmorra BDSM, sala de masajes, pistas de baile, barra de streaptease, reservados, duchas, taquillas… Parking privado.

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Av Carlota Alessandri, 10

29620 Torremolinos, Málaga, España

Web: https://pubkamelot.es/

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SALA OLIMPO

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En la zona Sur de Madrid se encuentra la Sala Olimpo, el local liberal elegido por los Dioses Griegos para que los mortales disfrutemos de nuestras fantasías más carnales.

Te invitamos a despertar tus deseos ocultos en nuestra sala, donde tu mente será la única que marcará tus límites. Por supuesto siempre desde el máximo respeto y la cortesía, ya que hay un sitio para todos en nuestro Olimpo terrenal.

Tenemos un montón de eventos programados en los que los Dioses nos honrarán con su presencia. Además traerán regalos, decorarán la sala y nos dejarán maravillados mostrándonos sus habilidades en todo tipo de shows.

Buscamos ir más allá de la diversión y de la imaginación. Siéntete como un dios o como una diosa en nuestras termas griegas y con nuestros juegos, que sacarán toda la sexualidad que hay en ti.

Contamos con 300m2 distribuidos en dos plantas, hemos cuidado hasta el último detalle para que tu experiencia en Sala Olimpo te deje con un buen sabor de boca.

Sala Zeus; dotada de barra, escenario privado, habitación privada y zona preparada especial y legalmente para fumadores.

Sala de Eros; Zona de estar, donde relajarte y conocer gente, Cuarto oscuro, Glory Hole (pasillo francés).

Habitación de Afrodita; amplias camas, aseos con bidé

Termas de Poseidón; Termas Griegas.

Mazmorras de Tántalo; Mazmorras y cuarto privado.

 

Avda. de la Industria 50 (entrada C/ Segovia)

29870 Humanes de Madrid, Madrid, España

web: salaolimpo.com

Teléfono: 918162268