Esta tarde hemos decidido ir al cine los tres. A ver si no les da frío con esas faldas que llevan que muestran sus encantadoras piernas, pero al menos llevan una gabardina y una chamarra que pueden usar para taparse, además de las botas que traen puestas (se pusieron de acuerdo, ¿verdad?; si hasta se han puesto el mismo perfume que saben me enloquece); se ven muy sexy. Cuando nos sentamos en la sala oscura, tú en medio de los dos, me doy cuenta que las faldas se les han subido al sentarse, y sostengo el aliento al ver que ambas traen medias y liguero. En la torre, va a ser difícil que me concentre en la película pensando en eso, pero lo voy a intentar.

Y en efecto, al poco rato de estar en el cine me dices que te esta dando frío, así que te quitas la gabardina y te lo pones encima como si fuera cobija, acurrucándote en mi hombro. Pasamos unos minutos en esta posición, y nos encontramos clavados en la acción en la pantalla, que resulta ser mas erótico de lo que anticipábamos. En una escena particularmente excitante, siento de pronto como tu mano se desliza por mi pierna y roza ligeramente el bulto de mi miembro. Te volteo a ver y tus ojos están brillosos. Conozco esa mirada, el calor se te esta subiendo y no ayuda que la gorda te esta acariciando el muslo izquierdo sin quitar la vista de la pantalla.

Así que, con sutileza, paso mi mano por debajo de tu gabardina y acaricio tu pierna derecha, sintiendo lo sedoso de tus medias, paseándome por el interior de tus muslos, siguiendo el camino a donde termina el nylon y comienza tu piel. Me detengo un poco allí, sintiendo su tersura, lo delicioso y liso, y percibo el calor que proviene de tu entrepierna. Mi mano sigue su viaje por tu muslo y cuando llego a tu centro con sorpresa descubro que no traes pantaletas. Ah, pillina, venias preparada! Eso me excita mucho, ¿sabes? ¡Claro que lo sabes! Volteo y miro a mi niña que tiene una sonrisa que dice “¿Que tal, eh?”
Paso mi dedo medio por tus labios exteriores, suavemente, y una deliciosa corriente sacude tu cuerpo, mientras escucho el aire que succionas. Se siente la humedad y el calor de tu sexo, y abres tus piernas para facilitar el jugueteo de mi mano. La nena continua sus caricias, y nuestros dedos se rozan a momentos durante nuestra exploración. La gente alrededor ni cuenta se da…

Juego con tus labios un poco mas y continuo deslizando mi dedo ahora por tus labios interiores, y llego a tu clítoris, que esta erguido, listo para recibir mis caricias. Abres mas tus piernas para facilitar las caricias. Subo y bajo, desde el clítoris hasta tu entrada, estas comenzando a respirar con mas rapidez, te excita esto, ¿verdad? Nuestra bebe tiene entrecerrados los ojos, ambos la volteamos a ver para percatarnos de que su mano izquierda se encuentra debajo de la chamarra que cubre sus piernas, no podemos ver lo que esta haciendo pero ambos sabemos, ¿verdad? Y cuando logro introducir mi dedo en tu vagina, cierras los ojos y tus labios se entreabren, entregándote a la sensación de la penetración. Continúo alternando entre tocar tu botón de amor y entrando en tu cueva, clavas tu cara en mi hombro, aprietas tus piernas aprisionando mi mano y tu cuerpo se estremece en un orgasmo delicioso, apretando tus labios para que no se escuchen los gemidos que quieren salir. Mi mano esta empapada de tus jugos, ¡que delicia!

Nos miramos los tres y sin pronunciar palabra nos retiramos de la sala, con destino hacia el carro. Bajamos al estacionamiento que esta entre oscuro, y al llegar al carro no permito que abras la puerto, te tomo en mis brazos y nos besamos apasionadamente, hambrientos, mis manos debajo de tu falda tomando tus nalgas para oprimir tu sexo contra el mio. Mueves las caderas al sentir mi dureza, y la gorda presiona su pecho contra tu espalda, sus manos rozando tus caderas y besando tu nuca. Te separas para mirar a nuestro alrededor. No hay nadie, asi que con ansias abres mi bragueta y extraes mi goteante miembro, y te encuclillas para metértelo a la boca. Ay, chiquita, que rico me mamas, lo chupas como si fuera un dulce, recorres tu lengua por la corona, la punta de la cabeza, acaricias mis testículos, quieres hacerme explotar. La nena y yo nos besamos con frenesí mientras acaricio sus senos, y al bajar por su falda me percato de que tampoco trae pantaletas. Tenemos una sed increíble que necesita saciarse.

Yo también quiero explotar, pero quiero explotar adentro de ti. Con gentileza te levanto y te recuesto sobre el cofre del carro, alzando tu falda para dejarte al descubierto. Que belleza, tu piel reluciente, mojada, tus labios expuestos por la falta de vello, no puedo resistir, hundo mi cara en ella y comienzo a mamarte también, mi lengua volviéndote loca, aspirando el delicioso aroma de tu calentura. Ahora es la gorda quien te besa, sus lenguas entrelazadas, se ven tan hermosas así.

Siento que vamos a venirnos, así que me reclino sobre ti y te lo meto entero de una sola embestida. Tomándote de las nalgas, te pego mas a mi y te embisto con todas mis fuerzas, como si fuera un martillo clavando, y tu respuesta es mover tus caderas a mi ritmo, mas rápido, mas intenso, hasta que ambos perdemos el control y terminamos mojándonos, mi leche caliente llenando tu interior, tus fluidos bañando mi verga que no deja de bombear. Antes de que se baje, te levanto y con la fuerza de mis manos te sostengo en el aire, clavada como mariposa en él mientras tus piernas rodean mi cintura. Solo logro entrar y salir unas pocas veces, pero la sensación es rica y te deja con la idea de lo que te espera en cuanto recupere mis fuerzas.

Pero no podemos irnos sin darle un poco de alivio a mi preciosa que esta ardiendo, caliente y esperándonos. Nos metemos a la parte trasera de la camioneta y la recostamos en el asiento. Tomándola de las caderas, la jalo más hacia la orilla para que quede justo al filo y totalmente descubierta para mí. Nos acomodamos de manera de que pueda hundir mi cabeza entre sus piernas mientras tú la besas. Su mano esta debajo de tu falda acariciándote, manteniendo tu excitación elevada. Con sus piernas sobre mis hombros, puedo sentir lo suave de sus medias en mis mejillas, una sensación deliciosa.

Aspirando de nuevo y con satisfacción el aroma de su perfume de mujer caliente, bajo mi cara a su entrepierna, dejando que mi boca, lengua y dedos la deleiten como tantas veces han hecho, jalando sus labios con mis dientes, paseando mi lengua por su hinchado clítoris. Esta empapada, lo cual facilita que pueda introducir primero uno después 2 dedos y un tercero en el ano, buscando de todas las maneras hacerla explotar con potencia, salvajemente, ministrando a su deseo sin piedad.

Tu le has abierto la blusa para liberar sus senos de su prisión y jugar con ellos, besando y mordisqueando sus pezones erguidos. Ella no deja de rozar tus labios inferiores, continuando con las caricias que comenzamos en el cine. Los tres nos tocamos, besamos, amamos, hasta que llega el momento en que ambas explotan en un orgasmo mutuo, que sacude sus cuerpos como si fuera epilepsia, sus caderas brincando, yo sintiendo los espasmos en su interior, fluyendo sus jugos por mi lengua al venirse y ella sintiendo los tuyos en su mano.

Me incorporo para ajustar mis ropas y sentarme al volante para dirigirnos al motel, en donde nos espera una noche larga de amor, pasión y locura. Las dejo en el asiento para que continúen sus juegos mientras llegamos. ¡Que rico! Lo que daría por tener un helicóptero…