Salió de bañarse y se sentó en la cama. Mi novia y yo la miramos expectantes, más yo no pude evitar prestar atención a esa playera ancha que se puso, sin sujetador por debajo, lo cual dejaba entrever sus grandes pechos y la punta de cada uno de sus pezones.
Mi novia sonrió y nos dijo que quería vernos interactuar. Acto seguido, nuestra invitada se subió en mis piernas y comenzó a besarme mientras contoneaba su cuerpo; casi en automático, mis manos agarraron sus senos y comenzaron a masajearlos. Sentí mi pene llenarse de sangre y ponerse completamente tieso, cosa que ella notó y, sin que yo pudiera preverlo, lo tomó con una mano y se lo introdujo en su ya empapada vagina.
Soltó un gemido delicioso, yo estaba en las nubes, con mi pene rodeado de su humedad, además de que estaba muy apretada. Mi novia se excitó tanto que la tomó por la cabeza y comenzó a besarla, mientras ella se movía rítmicamente encima de mí. Luego, mi novia decidió sentarse en mi cara para seguirla besando mientras me daba a probar sus exquisitos jugos. Yo la recibí con gusto y le lamí el clítoris intensamente mientras mis manos apretaban sus nalgas. Ambas se movían encima de mi acariciándose y besándose, y aunque no pudiera verlas, la simple idea me mantenía la erección a tope.
Decidieron cambiar de posición, nuestra amiga se acostó boca arriba, con las piernas abiertas, e invitó a mi novia a hundir su cara en medio. Ella nunca había probado otra vagina, pero el ambiente estaba tan excitante que no lo dudó. Se puso en cuatro, comenzó a pasar su lengua por los labios vaginales de nuestra invitada y abrió sus nalgas para dejarme divertirme. Acaricié su empapada vagina con la punta de mi pene y luego la penetré suavemente. Ahogó un suave grito y comenzó a moverse mientras yo entraba y salía de ella. Ambas comenzaron a gemir de una forma exquisita. Yo veía las nalgas de mi novia moverse frente a mí con mi pene adentro y la cara de nuestra amiga disfrutando cómo mi chica le chupaba el clítoris.
Luego fue el turno de nuestra amiga, pero antes de cambiar posiciones, los tres nos hincamos en la cama y comenzamos a besarnos alternadamente mientras acariciábamos nuestros cuerpos desnudos. Ahora mi novia se tumbó boca arriba con la boca de nuestra invitada en medio de las piernas mientras yo la embestía por detrás. Duramos así un rato hasta que sentí que me iba a venir y les avisé, entonces mi novia se abalanzó sobre mi pene y comenzó a chuparlo, mientras nuestra amiga me dejaba lamer sus deliciosos senos y besarla. Fue así como exploté en la boca de mi chica, mientras ella devoraba ávidamente cada gota de mi semen. Luego me exprimió con las manos y la boca, se separó de mí y se limpió los labios con los dedos.
Me quedé boca arriba en la cama y les pedí que me dieran unos minutos, que ellas podían continuar. Antes de que terminara de hablar, ambas estaban besándose, una encima de la otra y masturbándose.
La noche continuó con más placer hasta casi despuntar el alba, cuando besé tiernamente a mi novia y nos acomodamos los tres en la cama, dejándonos llamar por Morfeo mientras seguíamos acariciándonos casi inconscientemente.