Todas pasamos por eso una vez al mes, y quien nos diga que no, o es que está embarazada, o le esta dando el pecho a su hijo, o es que ya le ha llegado la temida menopausia, y todas nosotras una vez al mes, muy probablemente bajamos al supermercado más cercano a comprar lo que denominan los hombres, o por lo menos mi marido “los protectores íntimos para la mujer” (palabreja que le otorga el hombre).
Así que hoy os vengo a hablar sobre esos diferentes productos a los que podemos optar.
LAS COMPRESAS
Primera parada de toda mujer, pues cuando ya dejamos oficialmente la niñez para convertirnos en “mujercitas”, es lo primero que probamos. Las tenemos, con alas, sin alas, ultra mega super finas, con control del olor, de algodón, tejidas, de dia, de noche, de super noche; vaya que en aquí tenemos bastante variedad. Cada una elije la suya según el tipo de flujo que tenga, y según la duración del periodo menstrual.
Para mi es el producto más incomodo con diferencia del mercado, pues no solo es que me da la sensación de llevar un pañal, sino que por mucho que en cualquier momento se te puede mover y tener un pequeño o gran percance con la ropa, pues muy probablemente no nos solemos dar cuenta hasta que vamos al baño y vemos que nuestros pantalones, braguitas o lo que sea está manchado.
Otra cuestión a tener en cuenta es que no es lo mismo por la noche que por la mañana, pues cuando estamos despiertas notamos más esa visita de nuestra gran amiga la de rojo, así que si esta es vuestra opción, os aconsejo que tengáis un par de tamaños diferentes para según el momento en el que lo necesites.
Por último no nos olvidemos que con una compresa no te vas a poder bañar en la piscina, ni en la playa, y creerme cuando os digo que ir a la playa con una compresa aunque no te bañes es sumamente incómodo.
LOS TAMPONES
Esta opción creo que es la más extendida y mejor aceptada entre nosotras, pues casi todo de lo que carece su antecesora la compresa, el tampón lo cubre.
Aquí también tenemos varias opciones, el típico pequeñito sin aplicador, que es el que curiosamente y no se muy el porqué, con el que casi todas nosotras empezamos, con aplicador, que viene a ser un tubito de plástico el cual hace más cómodo ponérselo.
En esta opción también encontramos varios tamaños, (mini, normal, regular y super), elegir el adecuado es como la compresa, según el flujo que tengas, si es en los primeros días, lo más normal es que utilices el mini o el normal, y a partir del final del segundo día el regular o el super, para volver a los minis o normales en los últimos días; vaya que lo más lógico es que en este caso también tengas que hacerte con un par de “tamaños” para cada ocasión.
Una de las cosas porque las mujeres nos decantamos por esta segunda opción es porque (al menos para mi), es más cómodo, más higiénico, y sobre todo (como decía el anuncio), con el puesto puedes hacer casi de todo, incluso bañarte en el mar o en la piscina, sin miedo a manchar absolutamente nada.
COPAS MENSTRUALES
Esta opción todavía no está muy consolidada entre nosotras las mujeres, pero he de confesar que cada vez está cobrando más fuerza.
Como su nombre indica es una copa, pues tiene forma de tal, está fabricada en silicona medica, muy manejable y normalmente suelen tener un saliente en su parte inferior para que nos sea más fácil su extracción.
Normalmente en este caso, nos encontramos con tres variedades, pequeña, mediana y grande, y como en las otras opciones esto varia en función del flujo, pero también en función de la anatomía de la mujer y si ha tenido o no parto vaginal.
Yo hace unos meses me hice con una de estas copas menstruales, mi primera impresión fue ¿y cómo narices me meto yo esto por ahí abajo?, pero luego me di cuenta de que no era tan difícil, ponérsela, si que es verdad que las primeras veces necesitas un poco de paciencia y maña, pero una vez cogido el truco es muy fácil y sencillo de utilizarla.Como punto a favor, destacaría la durabilidad de este tipo de protector femenino, pues tan solo basta con esterilizarla en agua hirviendo durante cinco minutos, antes de la primera vez que lo vayamos a utilizar en el mes, y otra vez la última vez del mes que te la quites. Debido a esta durabilidad, llegamos a ahorrarnos un buen pico de dinero, pues cada copa te dura perfectamente de tres a cuatro años.
Como punto en contra, si sois aprensivas a la sangre, el momento de vaciar la copa es algo desagradable. Yo después de utilizar las tres opciones me quedo con la copa menstrual, pues es igual de cómoda que un tampón, y debido a su capacidad puedes estar tranquila de que no vas a manchar durante las 10 horas siguientes después de habértela puesto, incluso me atrevería a decir que dura más, pero yo por lo menos todavía no he llegado a pasar más de 8 horas sin vaciarla.