La verdad es que estaba claro que algo morboso debía pasar. Hacía dos semanas que nos habíamos conocido en persona, él vino hasta la playa y el simple hecho de la charla amigable de ese día y el conocernos sin ropa nos hizo saber a los tres, que la amistad había empezado.
Este día en concreto por fin se dieron las circunstancias para poder quedar y que le diera el masaje que él le había prometido en la playa. Llegamos sobre las doce a su casa y la verdad que el ambiente que había preparado era de lo mas excitante. La estancia estaba casi sin luz, con velas aromáticas, una música muy relajante y un mini tatami en el centro de la estancia esperando para lo que vendría después.
Primero tocaron los saludos pertinentes y la primera sorpresa para ella, aunque yo ya sabía de que se trataba, también me sentí excitado. Él tenia preparada una carta de masajes para que ella eligiera el que le hiciera sentir mas cómoda. Ella la releyó atentamente varias veces y después de una mirada de reojo de las más morbosas que le había visto se decidió por un masaje intermedio, al que él había llamado «sensual».
Ella dijo una frase sentenciadora, que ha mi me volvió loco: «he venido dispuesta a dejarme llevar, así que vosotros diréis». Yo le pregunte a él si era mejor que se quitara el vestido para darle el masaje, a lo que asintió, y ofreciéndome a ella para quitárselo, directamente se dio la vuelta para que tuviera a mano la cremallera. Él no quitaba ojo a como le quitaba el vestido y creo que se llevó la primera alegría del día, descubrir que ella iba sin nada debajo del vestido, simplemente al levantárselo ya le pudo ver el coñito recién depilado que llevaba, y lo bonitas que tenía ese día las aureolas. A mi la excitación me podía por momentos, tenerla desnuda, con sus taconazos negros y dirigiéndose hacia donde le tenían que dar el masaje era una imagen que no he podido borrar de mi mente.
Ella se tumbó boca abajo, yo me senté justo al lado de su cabeza, quería verla bien y que me sintiera cerca. Antes de que él se pusiera el aceite de masaje en las manos le tapo cuidadosamente el culete y un poquito de la espalda con una pequeña toalla para que no pasara frio. Fue entonces cuando empezó a darle un masaje muy despacito.
Yo no le soltaba la mano a ella mientras miraba como, mas que darle un masaje, lo que estaba haciendo era acariciarla y degustarla, suevamente fue masajeándole todo el cuerpo, y a ella cada vez se le notaba que estaba más relajada a la vez que excitada.
El masaje fue bajando y dejando la espalda, si la cosa era excitante, ahora lo era aun más, de la misma forma que su masajista iba bajando, ella se iba abriendo de piernas, supongo que eso también ayudó a que el decidiera cambiar de sito para seguir con el masaje de forma más cómoda.
Se levanto y se coloco en medio de sus piernas, y creo que sé el motivo por el que le cambio la cara, ella tenia el coñito tan mojado y tan abierto que era imposible no excitarse. Le bajo un poquito más la toalla y empezó a masajearle las piernas, hasta que llego al interior de los muslos, y claro, el no se pudo controlar ni ella tampoco.
Desde arriba podía ver como ella iba abriendo cada vez mas sus piernas, y como él cada vez centraba más su masaje en el interior de sus muslos y sus glúteos, hasta que ella me hizo saber que algo especial estaba pasando, me apretó de tal forma la mano que entendí perfectamente, había empezado a masajearle su coñito.
Aunque yo no lo podía ver exactamente que le estaba haciendo, ella me hizo saber que se estaba corriendo, de hecho él después me confeso que no pudo evitar meterle dos dedos para ver lo mojado que lo tenía. El morbo ya era tal, que ella, de forma inocente pregunto si no se tenía que dar la vuelta para que siguiera el masaje por delante. Él no dudo ni un segundo en darle la razón
Ella se dio la vuelta, pero la verdad es que el masaje no continuo, lo que pasó es que él directamente se puso a masajearle su coñito, yo no pude contenerme y le pregunte a ella que si quería que se lo abriera para que el se lo pudiera comer bien, ella respondió con un susurro que si, por favor, pero que le acercara mi polla a su boca. Me quite la poca ropa que me quedaba y tumbándome a su lado hice lo que me pidió, le acerque mi polla hasta que ella se la pudo mete en la boca, y mientras empezaba a hacerme una buena mamada, le abrí para su masajista el coñito así podría comérselo sin ningún estorbo.
La verdad es que nunca había visto tan de cerca come se lo comían, la verdad es que ella apenas tardo unos minutos en tener que parar de comérmela, enseguida me la apretó fuerte haciéndome saber que se había vuelto a correr. Entonces ella nos pidió que por favor cambiáramos los papeles. Quería agradecerle a su masajista lo que había hecho hasta ahora haciéndole una buena mamada de las suyas mientras yo se lo comía.
La verdad es que su masajista tenía un auto control increíble. Ella le estaba haciendo una mamada que a mi me hubiera dejado muerto en segundos, pero el aguantaba y disfrutaba, las vistas que yo tenía no tenían precio, ella reclinada, bien abierta para que yo se lo pudiera comer, y justo a la altura de su cabeza la polla de su masajista, que más de una vez desaparecía entera dentro de su boca.
Imaginaros lo mojado que tenía ella ya su coñito a esas alturas, fue increíble como se le puso después de volverse a correr en mi boca, yo sabia, que eso no se podía quedar así, después de correrse por fuera ella necesita correrse por dentro. Al aguantar mi cabera para que no siguiera comiéndoselo, ya me levante y pude ver que su cara lo decía todo.
La verdad que la frase que ella me dijo en ese momento, no por esperada, no me excito aun más. «¿Quieres ver como me folla?», yo le respondí que la decisión era suya, y acercándome a su oído le hice la pregunta trampa, en que bolsillo del bolso tenía los condones, enseguida me dijo que en el pequeño, dejándome claro que le diera uno a su masajista.
Mientras me levantaba a por el condón ella también se levantó, pero para colocarse en una de sus posturas favoritas. Mientras él se lo colocaba ella se ponía a 4 patas indicándome que me pusiera justo delante de ella. La primera envestida que él le dio hizo que ella cambiara la cara, era lo que necesitaba después de las corridas que llevaba, una polla dentro, pero en el fondo quería disfrutar el doble, y para eso necesitaba dos, no tardo nada en meterse la mía en la boca y empezar a jugar como ella sabía con ella.
Ver como se le movían las tetas al ritmo de las envestidas que él le daba, y que ella no soltaba para nada mi polla era increíble. Nos fuimos turnando y cambiando de postura hasta que ella perdió la cuenta de las veces que se había corrido. Se trataba de hacerla disfrutar el doble y lo estábamos logrando.
Y llego el momento en que ella ya estaba exhausta y nos pido una cosa por favor, quería ver como nos corríamos los dos encima de sus tetas. Ella se volvió a recostar, y colocándonos uno a cada lado, empezamos a masturbarnos, ella no perdió la ocasión de volver a chupárnoslas mientras nos ayudaba a que nos corriéramos, se sacaba una polla de la boca para girar la cabeza y meterse la otra enseguida, iba cambiando de polla según miraba nuestras caras, y la verdad yo fui el primero en correrme. Le indique que me iba a correr y mientras me tocaba los huevos apunte la polla hacía sus tetas y se las llené de mi leche, sin dejar de acariciarme se giró hacia él para ayudarle y la verdad, ver la corrida que se pegó fue la clara indicación de que para él también había sido muy excitante el masaje.