¿Qué se desea después de un largo día de trabajo?. Tranquilidad, silencio, cariño, un abrazo de espanto, no era precisamente lo que me esperaba, sino una noche de guardia.
Ya en el centro de salud, me disponía a trabajar, cuando me lo presentaron, me quede sorprendida, no era un chico mono, pero me puse nerviosa, cuando me agarro de la cintura de una forma atrevida y me dio dos besos.
Por la noche nos quedamos solos, era el momento de provocarle un poquito, no deseaba liarme con él, solo que se quedara rendido a mis pies, sentí cosquilleo. De repente le mire directamente a los ojos y como una loba, le dije…¿No dices nada? ¿Hay algo que no te guste de mi?…con voz balbuceante me dijo, que va eres preciosa, sonreí y dirigi mi mirada, directamente a su paquete, y note que se estaba poniendo bien duro, a pesar de tener esos pantalones tan anchos, del uniforme de medico ..¡Se notaba!.
Le dije «Tu soldadito esta muy quietecito ¿Me dejas mirarlo? y sin dejarle reaccionar, me acerque a él y le desabroche el pantalón y empecé a tocárselo, «Me encanta lo que estás haciendo» me dijo, a medida que iba masturbándole, su troco se ponía mas tieso si cabe, y empezó a besar mi cuello y mis pechos con ansia, lamia mis pezones mordiéndolos con cuidado, seguí masturbándole, hasta que se corrió abundantemente.
Me puse en pie, y él me puso una venda en los ojos y me llevo de la mano al sofá, me quito la ropa y me dejo totalmente desnuda (imaginaros si alguien se hubiese levantado y viese el espectáculo), pero eso me excitaba más, que yo estuviese con el médico solterito, que todas decían estaba mal aprovechado.
Estaba excitadísima, aunque con miedo le ofrecí mi coño húmedo y caliente, para saciar su sed, el como buen perrito lamedor, lo empezó a chupar de una forma increíble, uffff no quería que parase, mi clítoris, parecía un botón para lanzar misiles, estaba rojo e hinchadísimo, los dos estábamos ya muy excitados, por lo que me puso a cuatro patas, para darme unas buenas embestidas y bombearme bien con su polla, que no paraba de entrar y salir de mi coño, la sensación era mágica y no tardamos en corrernos al mismo instante.
Tuvimos más guardias en las que coincidimos y siempre con un componente, desenfrenado y muy divertido, la amistad es algo que hay que cuidar y conservar.